CAPITULO I
FUNDACION DE LEON VIEJO.
UBICACION DE LA CIUDAD SEGUN RELATOS DE LA
EPOCA. DESCRIPCION GEOGRAFICA DE LOPEZ DE VELASCO.
UBICACION ACTUAL SEGUN LOS ULTIMOS HALLAZGOS
ARQUEOLOGICOS.
PRIMER ALCALDE, DON SEBASTIAN DE BELALCAZAR.

FUNDACION DE LEON VIEJO:
La ciudad de León, fué fundada
por Francisco Hernández de Córdoba, Teniente de Pedrarias
Dávila el 15 de junio de 1524, día de la Santísima
Trinidad, en medio de la Provincia de Imabite, (llamada por Oviedo, de
Nagrando), en terreno muy llano a orillas del Lago Xolotlán, y a
dos leguas o poco más de un alto monte (Momotombo), y teniendo en
sus arrabales 18.000 vecinos naturales del país. (1)
REFERENCIAS
DOCUMENTALES:
No. 1 Carta
de Pedrarias al Emperador del 10 de Abril de 1525, Tomo I, Colección
Somoza. |

Existe polémica en lo referente al año
exacto de su fundación y no se ha encontrado ningún documento
que fije tal fecha, sin embargo nos inclinamos a creer que fué en
1524, entre otras razones porque Gil González libró su célebre
encuentro con Diriangén el 17 de Abril de 1523, regresando a Panamá
el 5 de junio del mismo año.

Si se toma en cuenta y como cierto lo dicho
por González, en su famosa carta del 6 de Marzo de 1524 a su Majestad
(2), en lo referente a que cuando él regresó a Panamá
de la anterior expedición el 5 de junio de 1523, Pedrarias estaba
por mandar una nueva, que sería la expedición fundadora de
Hernández de Córdobas, por ello no fué posible para
éste último estar en el término de diez días
o sea para el 15 del mismo mes y año, en las orillas del Xolotlán,
fundando León. Sobrancero resulta recordar las dificultades y distancias
que tal viaje implicaba, máxime si se hacía en junio ó
sea en invierno.
Y eso que partiendo del supuesto inverosímil
de que el mismo día 5 que llegaba el uno, Pedrarias mandaba al otro.
Pero si se supone como es más natural
que el envío de tal expedición se hizo en días posteriores,
resulta que para el 15 de junio de 1523, Fernández (Hernández)
estaba en Panamá, celebrando como todo buen vecino el día
de la Santísima Trinidad, y no fundando ciudades.
Pensamos que el 15 de junio día de la
Santísima Trinidad fué la fecha de la fundación por
cuanto dicho día se celebraba con mucha pompa en León Viejo
en recuerdo de tal acontecimiento. (3) Y por lo general la tradición
popular conserva sin variantes de fechas tales celebraciones, además
la ciudad existió tan poco tiempo que no pudo ser olvidada la fecha
de su fundación tan rápidamente.
link: ALCALDES DE
LEON NICARAGUA
REGIDORES
DE
LA CIUDAD
DE LEON VIEJO
(1527-1536)
(Lista tomada de la colección
de documentas coloniales de documentos coloniales de Anules Vega Bolaños)
Por Alfredo González
-1527
Francisco de Porras |
15 de agosto -1527 |
Alonso Henríquez |
14 de junio -1527 |
Martin Medrano |
13 de diciembre -1527 |
-1528
Alvaro de Quirós |
15 de febrero -1528 |
Lorenzo Galarza |
15 de febrero -1528 |
Francisco Hurtado |
22 de abril -1528 |
Juan Ortiz de Uribe |
30 de junio -1528 |
Miguel López de
Mesa |
19 de septiembre -1528 |
Francisco de Campañón |
2 de octubre -1528 |
Garci López de Cabrera |
2 de octubre -1528 |
-1530
Diego Núñez
de Mercado |
4 de febrero -1530 |
Francisco Pacheco |
4 de febrero -1530 |
Juan de Salcedo |
4 de febrero -1530 |
Hernando de Soto |
4 de febrero -1530 |
Hernán Ponce de
León |
4 de febrero -1530 |
Juan Farfán de Gaona |
4 de febrero -1530 |
Diego de Ayala |
4 de febrero -1530 |
-1531
Juan Alonso de Sosa |
11 de marzo -1531 |
Antonio Navarro |
4 de abril -1531 |
-1532
Diego Núñez
de Mercado |
17 de febrero -1532 |
Pedro de los Ríos |
29 de febrero -1532 |
-1533
Diego de Maldonado |
8 de marzo -1533 |
-1534
Francisco de Baena |
24 de mayo -1534 |
Juan de Ampudia |
3 de abril -1534 |
-1536
Juan de Perca |
6 de noviembre -1536 |
|
Por otro lado creemos que si la Ciudad se hubiera
fundado en 1523, Pedrarias lo hubiera informado al Rey en ese mismo año
o en 1534, pero no como lo hizo hasta en el año de 1525, (4) lo
cual necesariamente obliga a pensar que fué fundada en 1524, además
Pedrarias recibió a Sebastián de Belalcázar como mensajero
de Fernández de Córdoba el 10 de Abril de 1525 con el informe
de la fundación de León.
La ciudad fué provista de inmediato
de una fortaleza y poco tiempo después del mejor Templo, que por
aquellos lugares se había construido, desarrollándose en
los alrededores de tales construcciones las primeras casas, que fueron
simples bohíos de varas y palmas a manera de las primitivas edificaciones
indígenas del lugar, y estando rodeados de amplios solares y huertos
en donde se plantaron árboles frutales y de ornamento.
Desde el primer momento tuvieron problemas
por obtener agua potable, pues la del Lago no lo es y los ríos más
cercanos al lugar están a más de una legua, por lo que se
construyeron pozos, probablemente de uso comunal. (El río de Aguas
Calientes o del Obrage está a tres kilómetros y medio hacia
el Norte).

UBICACION DE
LA CIUDAD SEGUN RELATOS DE LA EPOCA.
El Cronista Oviedo dice al respecto:
"Y en la misma gobernación
de Nicaragua, en la provincia de Nagrando, a una legua o poco más
de la Cibdad de León, está un altísimo monte, de las
cumbres del cual por diversos humeros siempre sale humo", (Momotombo).
Por otro lado Gonzalo Fernández de Oviedo
dice:
"Otra laguna hay a dos leguas de la
cibdad de León, de agua dulce", (La laguna de Monte Galán
o la de Asososca) y en su libro XVII capítulo IV hace referencia
al arenal de la playa que en ocasiones azotaba la Ciudad, como aún
continúa sucediendo en los meses de verano.

Más allá
de las descripciones superficiales que hizo Cristóbal Colón
entre 1492 y 1504, la naturaleza del Nuevo Mundo fue para el primer historiador
y cronista real de las Indias,
Gonzalo
Fernández de Oviedo y Valdés
(1478-1557),
fuente inagotable de
conocimiento y principio organizativo en los primeros libros de su Historia
General y Natural de las Indias (1535) (4). Sin embargo, esta imagen positiva
de un paraíso terrenal, promocionada desde 1535 a 1540, fue muy
pronto substituida por una visión pesimista de corrupción
y maldad. Indios hostiles, bien equipados con dardos y flechas ponzoñosas,
se resistían al avance de los conquistadores españoles y
se complacían en ser licenciosos y practicar el canibalismo (5).
Pero, en la década de 1540, la reacción de Oviedo contra
la conducta inmoral y asocial de sus compatriotas le llevó progresivamente
hacia una visión más tolerante y menos negativa de los amerindios.
Con el relato del Padre Bobadilla,
trascrito por Oviedo (1528), en el cual afirman los nahoas riverenses tener
como patria original los lugares de Ticomega y Mahuatega, que Lehman identificó
en 1915 con Ticomán y Miahuatlán, Cholula, México,
los historiadores llegaron a la unánime conclusión de que
estos nahuas eran toltecas, y que se establecieron en Rivas después
de la caída de Tula (1150 d.C. aproximadamente), ésto es
a finales del siglo XII o comienzos del XIII (Dávila Bolaños,
1964:3). |
Partiendo de un análisis
histórico y textual, lo que propongo en este ensayo es estudiar
los distintos momentos de elaboración, ampliación y reelaboración
de la Historia de Oviedo, en lugar de reducir su crónica a un simple
instrumento de justificación ideológica (6).
No hay duda de que el
énfasis en los aspectos negativos y brutales de la intervención
española oscurece la coherencia de su obra. La Historia no fue un
simple panfleto de propaganda política, sino un texto contradictorio
y conflictivo, reflejo del oportunismo político del autor. En efecto,
mientras que la violencia mimética de los españoles tiende
a presuponer una correspondencia entre la barbarie de los nativos y la
barbarie de los conquistadores, este ensayo tratará de demostrar
que las críticas de Oviedo a sus compatriotas jugaron un rol moralizador,
cuyo objetivo no era otro sino el de defender los intereses de un proyecto
imperial en el que el cronista creía firmemente.
La descendencia
del diablo
"Huid de todas las impurezas,
con las que se han manchado todas las naciones, que yo expulsaré
de delante de vosotros" (7)
Desde su primer viaje
a las Indias (1514), Gonzalo Fernández de Oviedo se mostró
absolutamente fascinado por las fuerzas de la naturaleza al tiempo que
asqueado por el comportamiento amoral de los amerindios.
En un trabajo anterior
analicé la figura de Fernández de Oviedo como uno de los
primeros cronistas (1532) en describir la geografía y la naturaleza
del Nuevo Mundo en un marco positivo (8).
Sin embargo, esta visión
idílica de un paraíso terrenal fue muy pronto substituida
por otra de corrupción y maldad. La imagen negativa de los amerindios
se impuso a la imagen positiva de los españoles, relegando los sueños
de Colón de encontrar un mundo cristiano perdido a una figura retórica
de la literatura occidental.
La idealización
de los "indios buenos" no perduró como una imagen objetiva y permanente,
sino como una imagen atemporal. Así, una vez los españoles
identificaron a los Caribes como "representantes del horror absoluto",
el término "degeneración" asumió un significado político
y moral para referirse al canibalismo y a la sodomía como causas
de todas las maldades del Nuevo Mundo (9).
Imbuidos en un contexto
medieval donde la magia y brujería eran comunes, los españoles
catalogaron las prácticas indígenas como diabólicas
al ser juzgadas desde la más pura ortodoxia cristiana.
Dado que los primeros
cronistas no estaban mentalmente preparados para desarrollar una visión
etnológica, esto es, densa, la imposibilidad de reconocer la autonomía
social y política de las comunidades amerindias puso de manifiesto
parámetros culturales que exacerbaban los signos de pertenencia
tanto de los españoles como de los indios (10).
De este modo, los conquistadores
describieron a los "indios malos", identificándolos con hechiceros
y brujas de pelo largo y pechos caídos quienes - una vez transformadas
en mujeres bellas y complacientes - empleaban sus encantos para seducir
y ridiculizar a los hombres.
No es de extrañar,
pues, que los demonios que aparecían en las primeras crónicas
estuvieran representados como sujetos que actuaban, tentaban, y finalmente
engañaban a los nativos.
Incomprensiblemente,
ellos honraban a Satán con un sinfín de ídolos, templos
y canciones, sin darse cuenta de que Satán era un gran mentiroso
que utilizaba múltiples disfraces (11).
A modo de ejemplo, el
método de Oviedo para describir las particularidades de los "indios
de Cueva" consistía fundamentalmente en establecer conexiones entre
"(...) un cierto género
de malos, que los cristianos en aquella tierra llaman chupadores, que a
mi parescer deben ser lo mesmo que los que en España llaman brujas
y en Italia extrías" (...) "estos chupadores - narra Oviedo - de
noche, sin ser sentidos, van a hacer mal por las casas ajenas, e ponen
la boca en el ombligo de aquel que chupan, y están en aquel ejercicio
una o dos horas, o lo que les paresce, teniendo en aquel trabajo al paciente,
sin que sea poderoso de se valer ni defender, no dejando de sufrir su daño
con silencio. (...) E dicen que estos chupadores son criados e naborías
del tuira, y que él se los manda así hacer, y el tuira es,
como está dicho, el diablo" (12). |
No es difícil
imaginar el efecto simbólico que esta ilusión demoníaca
tuvo en Oviedo. A falta de un vocabulario cognitivo capaz de aprehender
los rituales indígenas desde una perspectiva etnológica comparativa,
sus conclusiones apuntaban a la intervención de espíritus
malignos.
Dichos espíritus
eran ciertos demonios íncubos o súcubos que fornicaban con
los indios mientras dormían, brujas y nigromantes capaces de invertir
la obra divina para ridiculizarla.
Un principio heterológico
de negación impregnaba, pues, la mayor parte de los relatos de cronistas
y viajeros, inaugurando una formidable tensión entre la unidad humana
y la diversidad cultural (13).
Determinados comportamientos
anómalos, como el canibalismo y la sodomía, iban en contra
de la moral establecida y agotaban la energía de los cuerpos hasta
corromperlos por completo.
Para Oviedo, profundamente
influenciado por el aristotelismo de la época, no había duda
de que los indios vivían imbuidos en una absoluta obscenidad que
gobernaba sus acciones. Y por supuesto, el responsable no era otro que
Satán, figura omnipresente en la mayor parte de crónicas
y relaciones, cuya ambición no era otra sino apoderarse de las almas
de los indios (14).
Barbarie ambivalente
en el Nuevo Mundo
"Cuando por
medio del intérprete insular fueron dichas estas cosas y otras semejantes
al Almirante, maravillado de ver tal juicio en un hombre desnudo, respondió
(...) que el rey y la reina de las Españas le habían enviado
para que apaciguase todas las regiones del mundo desconocido hasta ahora,
es a saber: para que debelara a los caníbales y demás hombres
malos del país y les impusiera los merecidos castigos, pero a los
inofensivos los defendiera y honrara por sus virtudes" (15)
Uno de los aspectos
que caracterizaban las estructuras mentales de los españoles era
la existencia de un mundo jerarquizado en base a dos polos opuestos aunque
claramente definidos: el bien y el mal. Esta oposición binaria revelaba
un maniqueísmo basado en un mundo de virtud y un mundo de vicio,
o lo que es lo mismo, un mundo gobernado por Dios y otro gobernado por
el Demonio. La presencia de los indios en el Nuevo Mundo identificaba claramente
la acción diabólica, mientras que la conquista trasladaba
esa tensión a un plano real donde los españoles representaban
un papel providencial.
La división entre
aquellos que habían elegido a Dios y al bien y aquellos que habían
elegido al Príncipe de las tinieblas y al mal servía para
explicar la existencia de cultos paganos difíciles de encajar en
las estructuras cognitivas occidentales.
Frente a una comunidad
cristiana "reconocida", fuera de sus límites se hallaba una nueva
categoría de humanos "corruptos". Rápidamente se estableció
una conexión entre las prácticas religiosas indígenas
y los diablos y brujas españoles, implantándose una correspondencia
entre la maldad de Satán y la pestilencia de los indios.
Dichas percepciones,
sin embargo, fueron atenuadas cuando Oviedo admitió que la codicia
era una de las principales causas del caos que los españoles habían
desatado en las Indias (16).

Cuando el gobernador
de Cuba, Hernando de Soto, y sus asociados, Juan Ruíz Lobillo y
Vasco Porcallo de Figueroa, dedicaban sus ratos libres a "esa montería
de matar indios", en el fondo estaban consagrando una estética del
horror que debía ser contemplada (17).
A menudo los conquistadores
pretendían adquirir el estatus de nobleza a través de acciones
guerreras punitivas. Pero ni Soto pertenecía a la nobleza - Oviedo
decía que "la verdadera nobleza y entera de la virtud se nasce"
(18) - ni sus "gestas" eran dignas de recibir ningún honor o prebenda
(19).
Estos actos violentos
significaban, utilizando las palabras de Michael Taussig, la "canibalización
del caníbal"(20). El blanco de dichas acciones impactaba e iba destinada
al físico de los amerindios.
A resultas de esta negación,
los españoles los consideraban como puras posesiones. La violencia
aparecía como la mediadora por excelencia de las actitudes hegemónicas
coloniales (21), y así, el cuerpo de los indios se convirtió
en la presa sobre la cual el poder buscaba dejar una huella profunda, indeleble.
El "paraíso" de
Colón quedaba finalmente transformado en un lugar donde hombres
bestiales vivían en los márgenes de la "civilización".
En la década de
1530, la Corona no había conseguido todavía afianzar su poder.
A falta de otros representantes coloniales (el virrey, la audiencia, el
clero secular), los conquistadores lanzaron continuas campañas con
el objetivo de infligir terror en la psique de los nativos. La violencia
caníbal, según Taussig, actuaba en ambos frentes, convirtiéndose
en una droga adictiva (22).
Si, como parecía,
no habían criaturas edénicas en las Indias, los españoles
podían destrozar los cuerpos de los indígenas, o mejor aún,
comerciar con ellos como simples objetos y esclavizarlos.
Pero, a diferencia de
la matanza que Vasco Núñez de Balboa protagonizó en
1513, Oviedo nunca participó en ninguna ejecución selectiva
de grupos nativos. Tampoco se enorgullecía de ello (23). Al contrario,
su profunda desilusión acerca del papel civilizador de la Corona
española tenía mucho que ver con los excesos de sus compatriotas
(24). A principios de 1540, los juicios morales de Oviedo no se centraban
únicamente en la barbarie de los indios como en denunciar la barbarie
y la crueldad de los españoles. En el fondo, le preocupaba el tejido
social sobre el cual aquellos hombres de guerra debían consolidar
un proyecto duradero de colonización.
|

En carta de Pedrarias al Emperador del 10 de
Abril de 1525, dice:
"E hay una fuente que a la continua
yerbe tanto que en metiendo un ave e otra cosa cruda sale cocida incontinente"
(aún existe esta fuente en la hacienda
La California).
Agrega Pedrarias:
"En esta provincia de Imabite e en,
medio de ella se pobló la Nueva Ciudad de León ...." Está
esta ciudad ribera de la mar dulce, tiene muchas y muy grandes huertas
y árboles...."

Fray Juan de Torquemada, quien escribió
sobre Nicaragua con fundamento en los Memoriales del Padre Motolinia, dice:
"Tiene esta Ciudad la laguna delante
de sí, hacia el Oriente y el Mediodía...."
Fray Antonio Vázquez de Espinosa,
que visitó Nicaragua en 1613 y en 1621 dice al respecto;
"La ciudad de León caueca de
estas provincias donde está la Iglesia Cathedral, y asistían
los gouernadores, fundó también el Capitán Francisco
Hernándes de Cordoua, por orden de Pedro Arias de Auila Gouernador
de Castilla del Oro (que residía en Panamá) año de
1523. A la orilla de la laguna menor 21 leguas de Granada, en citio llano
ameno, y apasible, cerca de un alto monte que siempre arroja cantidad de
fuego...."
ANTONIO VASQUEZ DE ESPINOSA
CRONISTA.-
En 1613 visitó León y Granada
en Nicaragua y recorrió el resto de esos territorios, sobre todo
anduvo por Amapala, de donde pasó a San José de la Montaña
en Costa Rica y de allí a Panamá, Portovelo, Veragua y Santa
María la Antigua.
En 1619, nuevamente en Lima, tomó datos
y estadísticas, de la que es muy rica su obra; siguió a Guatemala
por vía marítima, jactándose de haber andado, visto
y considerado, no solo lo más de aquel nuevo orbe (Nueva España,
Honduras, Nicaragua y todo el reino del Perú) sino "los naturales
de los indios en general y en particular".
|
Biografía de
fray Antonio Vázquez
de Espinosa,
carmelita descalzo
El más grande acontecimiento bibliográfico,
de carácter histórico, del siglo veinte en que vivimos, es,
sin duda alguna, el hallazgo en la sección de manuscritos de la
Biblioteca Vaticana; dentro de la llamada Colección Barberiniana,
de una obra inédita, y completa que allí repasaba desde el
siglo décimo séptimo, escrita por un carmelita descalzo,
español, que recorrió América desde 1608 hasta 1622
y que, de regreso a su tierra natal, redactó un libro extraordinario
llamado: Compendio y descripción de las Indias Occidentales.
El autor se llamaba Antonio Vázquez
de Espinosa y la gloria del hallazgo correspondió a un norteamericano:
Charles Upson Clark, latinista y filólogo eminente, graduado en
la Universidad de Yale, profesor en el Instituto Americano de Estudios
Clásicos de la ciudad de Roma.
El mismo profesor Upson Clark ha narrado cómo
descubrió, por pura casualidad, el precioso manuscrito de Vázquez
de Espinosa, y así sabemos que tan feliz y extraordinario acontecimiento
se debió a las investigaciones que llevaba a cabo en la Biblioteca
Vaticana el mentado sabio americano, por cuenta de la Smithsonian Institution,
con el propósito de encontrar documentos sobre los mayas.
Quiso su buena fortuna que topara con el manuscrito
que contenía la obra completa del carmelita Vázquez de Espinosa,
la misma que había ingresado a la Biblioteca Vaticana por compra
que de la Colección Baberiniana había verificado el gran
Pontífice León XIII, para enriquecer aquella.
Encontrado el manuscrito e identificado su
autor, el profesor Upson Clark recibió la orden, para nosotros extraña,
de traducir el texto español en que estaba redactado, al inglés,
a fin de editarlo en este último idioma.
Así se hizo y en el mes de setiembre
de 1942 la Smithsonian hizo aparecer en inglés una obra que interesaba
profundamente a todos los países de América española.
Hubo que pensar de inmediato en traducir del idioma inglés al español
los diversos capítulos que se referían a cada uno de los
países de América. Don Adrián Recinos, consiguió
que se le franqueara en fotocopia los capítulos relativos a la Audiencia
de Guatemala y publicó a su costa y en hermoso libro todo cuanto
se refería a la misma.
El eminente historiador mexicano padre Mariano
Cuevas, de la Compañía de Jesús, tradujo al español
y publicó en un tomo los capítulos relativos a México;
y el que escribe estas líneas también se atrevió a
verter del inglés los relativos a la Audiencia de Quito.
Esos capítulos se publicaron en el número
64 del «Boletín de la Academia Nacional de Historia»,
correspondiente a los meses de julio a diciembre de 1844. Forman el Libro
Tercero de la obra del gran carmelita.
La Smithsonian, en vista de que todos los estudiosos
de América iban a seguir este camino, acordó, en hora buena,
editar el libro en el idioma en que había sido escrito, que era
justamente lo que había deseado el que lo halló, desde el
primer momento, y es así cómo en el año de 1948 se
imprimió el fuerte volumen número 108 de la Smithsonian Miscellaneous
Collection, que contiene el Compendio y Descripción de las Indias
Occidentales del gran Carmelita que en su humildad, propia del verdadero
sabio, ya que todo orgulloso está muy lejos de serlo, no se consideraba
a sí mismo como historiador, según anota Upson Clark, sino
que se refería
«A las historias y a los historiadores
de Indias». Una obra inmensa que había permanecido inédita
durante tres siglos, venía así a ponerse en manos de la gente
culta en dos idiomas: el castellano en que fue escrita y el inglés
en que había sido traducida. Los índices que para su fácil
manejo enriquecen ambas ediciones son un modelo perfecto y acabado de lo
que es y debe ser una edición para merecer el calificativo de «sabia».
Esos índices trabajados por el eminente
profesor Upson Clark servirán de modelo para quien acometa una edición
de libros de historia, no por miserables intereses comerciases, sino por
amor desmedido a la cultura, el único amor digno de las mentes elevadas,
en materias del espíritu.
El libro de Vázquez de Espinosa se escribió
el año de 1628 y fue corregido por el autor en 1629. La licencia
para imprimirla se obtuvo en ese mismo año 1629. Seguramente obstó
tan noble propósito la enfermedad del autor, que murió en
Sevilla en 1630. Necesario fue que pasaran tres siglos para que pudiéramos
tener en nuestras manos un libro que interesa por igual a los historiadores
y a los geógrafos; a los naturalistas, en especial a los botánicos;
a los geólogos, a los antropólogos y a los especialistas
en asuntos indígenas de América. Dice Upson Clark:
No estoy seguro, sin embargo, de que la más
grande contribución de Vázquez corresponda a la geografía,
-526- a la botánica o a la antropología, sino
al campo de la administración eclesiástica y colonial de
España. En esta materia su descripción es tan completa que
su libro deberá ser leído precisamente por todo investigador
de historia panamericana.
Nació fray Antonio Vázquez de
Espinosa en Jeréz de la Frontera en el último tercio del
siglo dieciséis, sin que podamos precisar la fecha. De su ciudad
natal pasó a América, en la que permaneció catorce
años.
Don Miguel Muñoz de San Pedro, conde
de Canilleros, ha dedicado muchas vigilias a encontrar el mayor número
de datos sobre este insigne hijo de Santa Teresa de Jesús, y es
así como en la Revista de Indias, año VIII, números
33-34, de diciembre de 1948, nos ha dado un estudio titulado: «La
relación de Indias de fray Antonio Vázquez de Espinosa».
Dice Muñoz de San Pedro que Vázquez
fue un ferviente misionero y que Nueva España, Honduras, Nicaragua
y el Perú, fueron campo de su celo apostólico. El año
de 1614 estuvo en tierras de la Audiencia de Quito, que la visitó
en toda su extensión. Predicó más de dos mil sermones
y bautizó tres mil indios. Tuvo aptitud portentosa para las lenguas
indígenas, muchas de las cuales llegó a dominar por completo.
Se dice que el aimara lo aprendió en poco más de mes.
Además de su obra principal, redactó
otras de doctrina religiosa y de historia, así el Sumario de las
indulgencias, que publicó en Madrid en 1623, al año de haber
retornado de América, de la que regresó en 1622. Nicolás
Antonio ha elogiado el libro de las indulgencias como obra llena de erudición
y de piedad. Compuso también un Confesonario general y una Guía
del cielo y método para poder confesar.
En la ciudad de Málaga, en el año
de 1623 publicó su libro titulado: Viaje y navegación del
año 1622 -527- que hizo la flota de Nueva
España y Honduras, y en la misma ciudad el año de 1624 su
tratado de las Circunstancias para los tratos y contratos de las Indias
del Perú y Nueva España.
Nos ha revelado el conde de Canilleros que
Vázquez de Espinosa hizo en el año de 1627 un resumen previo
del gran libro que se proponía publicar y que lo redactó
por extenso el año de 1628. Ese breve resumen lo presentó
al Consejo de Indias. Escribe el señor Muñoz de San Pedro:
Cuando en 1627 presentó el Padre Vázquez
al Consejo de Indias el primer manuscrito, en que recoge impresiones de
su viaje, actuaba como consejero en ese organismo un hidalgo extremeño,
natural de Trujillo, llamado don Luis de Paredes, hombre culto y ordenado,
que formó una colección de documentos de Indias, llamada
luego la «Colección Tapia y Paredes», que encuadernó
en pergamino, en gruesos tomos. Anotó así que el primer Relato
de Antonio Vázquez, lo vio el día 22 de julio de 1627.
Por la corte se movía el padre Vázquez
buscando recompensa para sus servicios. Es posible que se hiciera amigo
del consejero Paredes, que estaba en el de Indias, luego de haber servido
en el de Castilla. Es lo cierto que la Relación del Padre la conservó
en su Colección con otros escritos, el referida Paredes.
Los dos trabajos de Vázquez, semejantes
en contenido, difieren fundamentalmente en amplitud. El primer trabajo
es un breve anticipo, con detalladas listas estadísticas y un mapa
de América, trazado en pliego de doble folio, por fray Antonio.
Este llama «Relación» al escrito de 1627 y «Descripción»
al del año 1629.
Los dos manuscritos son igualmente curiosos.
El primero tiene un mapa y 34 folios. Le acompañan estadísticas
que ofrecen un panorama completo de la estructura colonial.
Sería de desear que se publicara a la
brevedad la Relación a que se hace antes referencia y de la que
no ha dado noticia Charles Upson Clark, que procuró reunir cuantos
datos pudo conseguir sobre el carmelita, como se puede ver en la introducción
que escribió para su libro y que es preciosa para poder aquilatar
lo que ella significa en el campo de la historia y cuán eminente
fue su autor.
En la Colección Tapia y Paredes hay
dos escritos del carmelita Vázquez de Espinosa, que por ser de interés
muy grande para conocer a este ilustre viajero, los incluimos aquí,
poniéndolos en español moderno. Los ha publicado el señor
conde de Canilleros, con lo que ha hecho un gran servicio a la cultura,
pues, permiten también conocer a miembros de la familia Vázquez.
Fray Antonio Vázquez se dirige a Luis
de Paredes y le dice:
«El Maestro Fray Antonio Vázquez,
Calificador del Santo Oficio y Vicario Provincial del Orden de Nuestra
Señora del Carmen, ha servido a Su Majestad catorce años
en las Indias, en la predicación y conversión de indios,
donde predicó más de dos mil sermones, catequizó y
bautizó más de tres mil indios y les administró los
Santos Sacramentos; y en la conquista y reducción de los Tabalosos
gastó en servicio de Su Majestad más de cuatro mil pesos
en ornamentos y lo demás necesario para el culto divino, y en llevar
dos soldados con armas y caballos a su costa y en bastimentos y municiones.
Y en los altos de Arica doctrinó dieciocho poblaciones, reduciendo
a los indios al servicio de Dios y de Su Majestad, enseñando la
doctrina cristiana y buenas costumbres y para entenderlos y confesarlos
aprendió la lengua Aymara en poco más de un mes, con que
hizo muy grandes bienes a aquella tierra y a los nuevos fieles; lo cual
también hizo en las provincias de la Nueva España y Honduras,
procediendo siempre con cristiandad y -529- buen
ejemplo, como consta todo de los testimonios e informaciones que tiene
presentados en el Real Consejo de las Indias, de Jueces y Ministros de
Su Majestad, de Obispos y prelados de todas las religiones, y ha compuesto
dos libros de importancia para la buena doctrina y enseñanza de
los de aquella tierra, y ha hecho otros muy calificados servicios como
consta de sus papeles, y en esta Corte los ha hecho a Su Majestad en Juntas
de Guerra y otros pareceres que ha dado que son notorios; y en el donativo
sirvió con tres mil reales a Su Majestad, y tiene conocimiento de
todas las cosas de las Indias, por haberlas visto y andado, y sabe las
lenguas de ellas, y siempre su religión le ha honrado por sus letras
y partes con cargos honrosos.
Y el Capitán Juan Vázquez y Francisco
Vázquez, sus hermanos, sirvieron a Su Majestad cuarenta y seis años
en el Armada Real y en la Carrera de las Indias, haciendo muy valerosos
hechos en las ocasiones que se hallaron y ofrecieron, y defendieron la
fuerza y ciudad de Santo Domingo dos veces, en tiempo de Diego Gómez
de Sandoval y de don Diego de Acuña, y el año de 625 pelearon
con dos naos holandesas y las desparejaron y le mataron mucha gente, y
el tercer día de esta victoria pelearon con un galeón de
turcos que decían era la capitana de Argel y le echaron a fondo,
y el año pasado de 626 pelearon con tres naos de holandeses y por
haber huido nuestra capitana estuvieron solos, peleando con las tres naos
de holandeses el Viernes Santo del año pasado, desde la mañana
hasta la media noche, en el cual tiempo echaron, una urca a pique, de las
que habían tomado los enemigos y otra de los dichos enemigos la
pusieron en el mismo peligro, y andando peleando el dicho capitán
su hermano, le dieron un balazo en los riñones y aunque se vio tan
mal herido se ciñó un paño de manos a la herida y
anduvo peleando todo el día y animando a su gente, hasta que a media
noche varó la nao y murió de la dicha herida, y a su hermano
Francisco Vázquez, en la refriega, andando peleando con valor, a
imitación de su hermano y de sus pasados, le llevaron de un balazo
ambas piernas y de otro un brazo, donde murieron como valerosos soldados
en servicio de Su Majestad y defensa de la fe, y donde perdieron sus haciendas,
sin haber sido premiados de tan calificados servicios, como consta de las
informaciones hechas ante el Conde de la Puebla, Presidente de la Contratación
de Sevilla, y se halla el dicho Padre Maestro con obligaciones y ha cuatro
años que está en esta Corte esperando se le haga merced,
y Su Majestad se la ha hecho de un decreto para que el Consejo se consulte,
conforme a sus partes, servicios y calidad».
Compendio y descripción de las Indias
occidentales
por fray Antonio Vázquez de Espinosa
carmelita descalzo
(versión directa del inglés
por: J. Roberto Páez)
Boletín de la Academia Nacional de
Historia Número 64, julio-diciembre de 1944. Páginas 226
a 252
|
Juan López de Velasco
fue un cosmógrafo e historiador español
del reinado de Felipe II.
Fue Cronista mayor de Indias en la segunda mitad
del siglo, durante el reinado de Felipe II, desde que sucedió en
el cargo a Fray Antonio de Guevara y hereda los papeles de Alonso de Santa
Cruz, que había sido Cosmógrafo Mayor, reuniendo ambos cargos.
Intervino en la realización de las Relaciones
Topográficas, previamente encargadas a Juan Páez de Castro
y Ambrosio de Morales.

DESCRIPCION GEOGRAFICA
DE LOPEZ DE VELASCO.
Afirma dicho autor que
la Ciudad se hallaba a dos leguas del volcán Momotombo, coincidiendo
este cálculo con bastante exactitud con la distancia que hay desde
el sitio en que se encuentran las ruinas recién descubiertas, y
la parte alta del cono del volcán, aunque no exactamente con la
distancia que hay hasta la cumbre del mismo.
Hay que tener en cuenta
la evolución de dicho volcán a través de los últimos
cuatrocientos años, en tiempos de Oviedo tenía cinco bocas,
el cronista incluso lo dibujó y la disparidad enorme entre tal diseño
y el estado posterior del cono del volcán fué notado por
Squier y continúa siendo ostensible hasta nuestros días.
Probablemente la Vieja
Ciudad nació cuando el volcán hacía sus últimos
y definitivos cambios morfológicos, que son los que aún conserva. |
Uno de los hombres más
importantes de esta época fue, sin duda, Juan López de Velasco
humanista erudito, conocedor del griego y el latín y el árabe;
matemático, astrónomo y cosmógrafo, "gran trabajador
por amor a la ciencia", dice uno de sus biógrafos, y presidente
de las comisiones de matemáticos y cosmógrafos ordenadas
por el rey, que ponían los ojos en las estrellas del cielo para
medir y señorear la tierra.
Castellano viejo, había
nacido en Soria y cursado sus estudios en la Universidad de Alcalá
de Henares, donde fue condiscípulo de otros tantos insignes eruditos
que brillaron en la época de Felipe II, como Arias Montano, que
intervino nada menos que en la edición de la Biblia Complutense
o Biblia políglota en hebreo, griego, caldeo y latín que
mandara editar el Cardenal Cisneros. Su erudición, sus viajes y
su directo conocimiento del Nuevo Mundo fueron especialmente los motivos
por el cual el Consejo de Indias le encomendó la recopilación
ordenación de las Leyes de Indias y a quien, en 1571 Felipe II designara
Cronista y Cosmógrafo Mayor de Indias, con la obligación
de hacer las Tablas de Cosmografía, de observar los eclipses del
sol y de la luna, escribir la Historia General del Nuevo Mundo y recopilar
las derrotas para la navegación.
Las "Instrucciones" de López
de Velasco para la observación en los dominios de España,
del eclipse de luna en 1580, se encuentran en la Biblioteca Nacional de
Madrid bajo la signatura M.S. 3.635, en el folio 40, con su firma autógrafa
y fechadas en Madrid el 7 de agosto de ese mismo año. Felipe II
le mandó pág. ochenta y ocho reales que había gastado
en cuatro resmas de papel para imprimirlas.
Fue López de Velasco
quien exhumó y adquirió en Cuenca un manuscrito las Etimologías
de San Isidoro, que Felipe II mandó publicar, encomendado esta misión
a Alvar Gómez.
Murió López
de Velasco siendo Secretario de Hacienda del Rey Felipe, el 3 de mayo de
1598, en cuyas funciones, y por mandato real, se había abocado a
la investigación del problema de la carestía de la vida.
Felipe II, quien había
depositado en él toda su confianza, le había designado como
sucesor de Pedro de Esquivel en el cargo de Secretario Real, "para llevar
a cargo aquellos grandes pensamientos que abrazaban a un tiempo las cuestiones
científicas y administrativas" como dice Felipe Picatoste y Rodríguez
en su obra "Apuntes para una Biblioteca Científica Española
del siglo XVI" publicada en Madrid en 1891.
|
Agrega el mismo López
de Velasco:
"La ciudad
de León de Nicaragua en 900 de longitud y 11 ° y 1/2 de latitud,
diez y seis leguas de la ciudad de Granada al norueste y doce del Realejo,
puerto de la mar del sur.... Su asiento es en tierra llana junto a la laguna
grande de Granada.... El temple de su comarca es más caliente que
frío, y la tierra toda montuosa y llana y regada de muchos ríos
y buenas aguas: fértil de maíz, cacao y algodón. La
laguna en cuya ribera está, llega a las casas de la ciudad...."
Se refiere probablemente
a algunas casas que estaban en la región costanera pues el núcleo
urbano principal está como cuatrocientos metros tierra adentro de
la orilla del lago y a un nivel bastante alto, que obliga a pensar que
nunca pudo haber llegado el lago hasta dicho punto. Además de dicho
centro urbano (tomando como centro la ruina de la iglesia mayor R-2, hacia
el lago, se encuentran aún vestigios de fundaciones antiguas, por
consiguiente había una gran parte de la Ciudad que se prolongaba
hacia el Oriente. Fue pues, cuando más, de las últimas construcciones
urbanas, del lado oriental, de las que llegó a estar muy cerca el
nival del lago durante los meses de invierno.
|
Biografía (breve)
de Juan López de Velasco
Cuando falleció
Alonso de Santa Cruz, cosmógrafo mayor, el rey acumuló esta
actividad a la de cronista y designó para su desempeño a
Juan López de Velasco, un eficiente colaborador de Juan de Ovando;
el título de su cargo: Cronista y Cosmógrafo Mayor de los
estados y reinos de las Indias, islas y tierra firme del mar océano.
El resultado fue una
Geografía y descripción universal de las Indias que el rey
sometió a consulta ante el Consejo; el manuscrito original de López
de Velasco fue insistentemente censurado con cierta acritud por un matemático
y cosmógrafo italiano, Juan Bautista Gessio, que estaba al servicio
de Felipe II, sin embargo, el prestigio del cronista mayor y cosmógrafo
no sufrió desgaste alguno.
El otro italiano, cosmógrafo
y matemático célebre, fue
Juan Bautista
Gessio.
Vivió en Sevilla,
viajó varias veces a las Indias Occidentales y, entre otros trabajos,
dedicó al Rey de España, en 1579, un 'Parecer" sobre "la
justificación del Estrecho de Magallanes con advertencias convenientes
a aquella navegación".
Estaba al servicio de
don Sebastián, Rey de Portugal, cuando llegó a Lisboa, como
embajador de Felipe II, Don Juan de Borja "por las cosas de la demarcación".
En esta ocasión
descubrió el embajador de España que Gessio era "hábil
en la geografía y en hacer mapas y de que podía ser útil
a su rey, por lo cual no tardó en escribir a don Juan Ovando, que
presidía el Consejo de Indias, solicitándole autorización
para tratar de convencer a Gessio sobre la conveniencia de abandonar la
corte lusitana y ponerse al servicio del Rey de España.
Ovando, de inmediato
autorizó esa gestión y Gessio, sin demora, se puso en camino
con tal mala suerte que, advertido don Sebastián de semejante deserción,
le mandó prender y traerle de nuevo a su corte cargado de grillos,
donde permaneció preso durante dos años hasta que logró
su libertad bajo muy serias amenazas que no surtieron efecto, pues, Juan
Bautista Gessio terminó en España al servicio de Felipe II
utilizando, en favor de su nuevo Señor, todos los secretos portugueses
sobre sus navegaciones y sus dominios, y revelándole las informaciones
que sigilosamente guardaban los mapas y las cartas de marear en los archivos
secretos de Portugal.
Y un día en aquella
corte de Felipe II con sus astrólogos, matemáticos y cartógrafos
eminentes, que meditaban y divagaban sobre mapas y cartas de marear y ruteros
a las Indias de occidente, se anuncia la muerte de Ovando, Presidente del
Consejo de Indias, y la almoneda de sus bienes, entre los cuales, Juan
Bautista Gessio, descubre un mapa del Río de la Plata codiciado
siempre por la corte de Portugal.
Sin pérdida de
tiempo, escribe Gessio, en italiano una carta, sugiriendo a Felipe lila
conveniencia de adquirirlo:
"un mapa grande,
antico, lice, di pergamena iluminato fato di mano di Sebastiano Gaboto,
Piloto Maggior". Y luego agrega: "Altre l'esser bello e curioso, sará,
necessario sí conserva questa antichita". termina: "V. Mat. ordine
quello glí sará pió servicio é fuerte quanti
piú umildemente et reverentemente posso gli bacio i piedi".
Es este el famoso Mapa de
Caboto que hasta ahora se conserva divulgado en tantas publicaciones de
historia y geografía.

Sin embargo, Caboto no
tuvo tiempo, espacio y calma para trazarlo "bello e curioso", en un gran
"pergamena iluminato", como decía Juan Bautista Gessio a Felipe
II.
No pudo hacerlo en los
días inquietos y agónicos de Sancti Spíritu entre
las asechanzas de los indios y las agrias pretensiones y disputas de Diego
García, con quien imprevistamente se topara en el Paraná;
ni menos en los días aciagos de la Península, mientras le
urgían y acuciaban el Consejo de Indias por el descalabro de la
expedición y le embestían los armadores y los tripulantes,
y las viudas y los huérfanos de los que dejaron los huesos en aquel
lejano y malhadado Río de la Plata, llevándole a la crujía
y laberinto de la justicia, en un remolino de pleitos con sus demandas,
interrogatorios, peticiones y alegatos, en el apremiante reclamo de caudales
y de vidas perdidas. Y entre toda esa balumba de papeles de actuación
el malaventurado Caboto acabó en prisión que, aunque en la
Corte, sufrió el baldón del presidio.
En la Biblioteca
de la Real Academia de la Historia de Madrid, entre la "Colección
Muñoz, en el tomo 79, se encuentra copiado el párrafo de
una carta de 1531 que dice textualmente
"Sebastián Caboto,
no murió;. está preso aquí por delito que se le acusa
de su viaje". Y al margen esta especie de escolio del mismo Muñoz:
"Caboto fue preso a pedimento de algunos parientes de personas que dicen
que es culpado en sus muertes; y por otros que desterró también
a pedimento del Fiscal por no haber guardado las instrucciones. Tiene la
Corte por cárcel con fianzas".

Las instrucciones
que debía cumplir Caboto, le mandaban seguir la derrota a descubrir
Ofis y Cipango o ir directamente a cargar de especiería al Molucos;
y uno de los destierros de que le acusan es el del Capitán de la
nave Trinidad, Francisco de Roxas, a quien se dice que dejó en la
Bahía de los Patos por esclavo de un indio principal.
Quizás, en ese
mapa rescatado por la inteligencia. y solicitud de Juan Bautista Gessio,
uno de los cosmógrafos y matemáticos del tiempo de Felipe
II, no sólo hayan quedado observaciones, sino la mano de aquel joven
cosmógrafo Alonso de Santa Cruz que asistió junto a Caboto
al desastre de Sancti Spíritu y quien lo había dejado, lógicamente
en poder de Ovando, desglosándose de tanta "cosa de geografía",
como dice el famoso inventario del que fue rescatado antes de que desapareciera
para siempre, en una almoneda judicial.
Fuente: La Capital marzo/1978
|
Desde el punto de vista
histórico su presumible Historia General de las Indias no se vio
abordada y tampoco escribió ninguna otra obra más ya que
sus actividades siguieron otros derroteros administrativos.

López de Velasco,
en vida, pudo ver como otro escritor, Juan Calvete de la Estrella (1510-1593),
pidió ser nombrado cronista de Indias.
Se ha discutido sobre
si llegó a alcanzar tal honor y cometidos pero parece claro que
consiguió, al menos, cobrar algunas cantidades que hacen pensar
a ciertos autores que pudo lograr el título de cronista sin alcanzar
el grado de Mayor por más que insistiera ante la Corona para que
se le nombrara; al final logró el título de cronista latino.
Era un humanista que
no pasó a Indias pero manejó abundante documentación,
especialmente para escribir sobre Perú: Rebelión de Perú
y vida de don Pedro Gasca.
Calvete fue profesor
del príncipe Felipe y, en 1546, acompañó al ya heredero
de la Corona en un gran viaje por Europa que quedó plasmado en un
largo escrito, con independencia de otros trabajos que no hacen al caso,
sin embargo, de interés americanista, aparte de la citada Rebelión,
su obra más interesante es De rebus Indicis en que se describe el
descubrimiento, conquista y actuación de Vaca de Castro, a quien
también escribe un poema latino, Vaccaeis .
Las grandes crónicas,
escasas, y las de menor magnitud y ámbito regional, numerosas, contribuyeron,
en gran medida, a cumplir con la misión, en el límite de
sus posibilidades, a complementar a otros escritores, a complacer la real
voluntad;.
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UBICACION ACTUAL SEGUN LOS ULTIMOS HALLAZGOS
ARQUEOLOGICOS.
Cabe señalar que en la parte contigua
al Pueblo, la Ciudad es más amplia y se extiende hacia el oriente
hasta muy cerca de la costa del lago de Managua, teniendo un brazo que
se prolonga por este lado hacia el sur y frente a la costa.
Estas ruinas están en terrenos de la
propiedad llamada antiguamente "La Máquina" y dentro de los potreros
antes denominados el "Canal de Nicaragua" y "Nuestra Señora de la
Concepción de Ciudad Vieja", que tenían los linderos siguientes:
El del Canal de Nicaragua; Oriente, Lago de Managua, Poniente, Monte Inculto;
Norte, Calles del Puerto de Momotombo; Sur, hacienda El Socorro, y terrenos
denominados de La Concepción de Ciudad Vieja.
El de Nuestra Señora de Ciudad Vieja,
linda así: Oriente, el lago; Poniente, terrenos nacionales, llamados
de Pueblo Nuevo; Norte, terreno llamado El Chagüite, que pertenecía
aI Don Pedro Guerrero y a los Señores Herdocia y Terán; y
Sur, con la hacienda El Socorro de la sucesión de Don Pastor Guerrero.
En el primer potrero actualmente llamado "De
casas Viejas" se encuentra la ruina de la Iglesia Mayor (R-2), la plaza
y las casas que la delinean por el Norte, (R-4). Al Poniente varias construcciones
(R-3) y la mayor parte del núcleo urbano de la antigua Ciudad.
En el otro potrero hoy llamado de "El Hoyo"
o de la "Cueva", está la primer ruina encontrada (R-1), probablemente,
Nuestra Señora de las Mercedes, y otras edificaciones más
al lado sur y hacia la costa, así como hacia el Oriente de la misma.
Posteriormente esta finca "La Máquina",
fue adquirida por la Sociedad "David Argüello y Cía", quien
la fusionó con la hacienda "El Diamante" de la que hoy forma parte,
siendo sus actuales dueños los Señores Reyes Icaza, que viven
en León.
EL HALLAZGO
CULTURAL DE LOS SESENTA
Por Jorge Eduardo Arellano
EL HISTORIADOR Luis Cuadra
Cea y el Ingeniero Francisco Baldizón fueron los primeros en sostener
que las ruinas de la primitiva capital de Nicaragua se hallaban sepultadas
bajo la tierra y no, como se creía firmemente, bajo las aguas del
lago Xolotlán o de Managua. De 1931 data esta hipótesis que
ambos se empeñaron en demostrar, accediendo a dichas ruinas ubicadas
en los potreros de la hacienda "El Diamante", vecina al poblado de Momotombo.
Precisamente una foto de esa expedición descubridora está
fechada el 22 de Abril del año citado. Pero, además de este
documento gráfico y de alguna información periodística,
el esfuerzo de ambos no tuvo ninguna trascendencia y la localización
de las ruinas, prácticamente, se relegó al olvido.
Pese a la vigencia del mito
de que la ciudad había sido sepultada bajo las aguas, Cuadra Cea
y Baldizón no descubrían nada nuevo. A fines del siglo XIX,
el asentamiento original de la ciudad no era desconocido. Rubén
Darío lo revela en uno de sus primeros artículos -La erupción
del Momotombo", Julio, 1886:
"A un lado del
actual pueblo de Momotombo, llamado también Moabita y Puerto Benard,
se miran aún los restos del antiguo León... Campos de soledad
mustio collado son ahora las calles de la vieja metrópoli..."
Y el licenciado Francisco
J. Medina, en su crónica de la segunda ascensión al mismo
volcán, afirma que no había diferencia entre León
Viejo y el puerto lacustre de Momotombo:
"... llegó
al puerto de León Viejo hoy designado con el nombre del volcán"
(Revista Literaria,
Científica y de Conocimientos Útiles, León, Num. 2,
1ro de Enero, 1888, p. 19). Pérez-Valle y la cartografía
Además, existe una
tradición cartográfica que, remontada a principios del siglo
XVII, ha examinado meticulosamente el investigador Eduardo Pérez
Valle, llegando a la conclusión de que, si bien desconocía
el traslado a su nuevo sitio, especificaba puntualmente dónde había
sido fundada.
Estos mapas tuvieron de
autores, entre otros geógrafos,
a Laet (1625),
Sandon d'Abbcville (1656),
Balacau (1664-65),
Coronelli (1695),
Gage (1699),
Vischer (1700),
Marden (también
de 1700),
Del Isle (1720),
D'Anville (1731),
Regnery Ottens (1756),
Baret-Elwc (1703),
Arrowsmith, Brue y Thompson
-los tres de 1816-,
Pinkerton-Herbetr (1818)
y Strangeways (1822).
Todos, pues, ubican el sitio
de la primitiva capital de Nicaragua junto a la margen occidental del lago
de Managua ("Estas son las ruinas de León Viejo", La Prensa Literaria,
4 de Febrero, 1968). Pero habían partido del mapa de Antonio de
Herrera, quien elaboró el suyo para ilustrar el capítulo
XII ("Del Distrito de la Audiencia de Guatemala") de su "Descripción
de las Indias" que precede a su Historia general de los hechos de los castellanos
en las islas y tierra firme del mar océano, editada en 1601.
Comentando este mapa, sin
duda anterior al traslado de León Viejo, escribe Pérez-Valle:
"Los conocimientos
geográficos son escasos e imprecisos, es cierto; y la cartografía
muy imperfecta; pero se hace constar que León está junto
a la costa occidental del Lago de Managua, que a su vez aparece como un
golfo de la Lag(una) de Nicaragua".
Luego las menciones a la existencia
de la ciudad desaparecida y a su ubicación aparecen en el mapa de
John Baily (1923), basado en las in formaciones del Compendio estadístico
de Guatemala de Domingo Juarros.
Ahí, León
Viejo se ubica aproximadamente en el sitio actual. Más preciso resultó
Ephraim George Squicr en su mapa de su obra Nicaragua (1852) al señalar
el sitio con el nombre de "Ancient Leon". El mismo Squier, en su obra Notes
on Central America; particulary the states of Honduras and San Salvador
(1855), es autor de un "Map of Honduras and San Salvador" que abarca parte
de Nicaragua hasta el volcán Mombacho, donde se detallan correctamente
las "Ruinas of A. Leon" en el ángulo noroeste del Lago de Managua.
Otros mapas de la época,
como el de Justo Juan Gavarrete (1878), marcan el sitio del "Viejo León"
frente a la ensenada del puerto Momotombo, inmediatamente al sur de dicho
lugar. Pero quien proporcionó un plano con referencias exactas de
la ubicación fue el ingeniero alemán Maximiliano von Sonnestern.
De 1858. en efecto, data su mapa de las tierras que circundan las ruinas,
señalando éstas de una forma esquemática. Probablemente,
este plano contenía lo que estaba a la vista de ellas. Lo cierto
es que en su `Plano de la colonia proyectada del Viejo León" diferencia
las "Ruinas de Viejo León" -con unos cuadritos que semejan bloques
o manzanas- del puerto Momotombo, inaugurado veintiséis años
más tarde, o sea en 1884, como terminal de la línea férrea
procedente de Corinto.
Dicho puerto, siguiendo
instrucciones del gobierno, fue trazado en 1883 por el ingeniero Salvador
Cobos.
Fue este plano de Sonnestern
el que condujo a Pérez-Valle en 1961 a la idea de que, con el recurso
de la fotografía aérea, podría descubrirse León
Viejo ("El descubrimiento aéreo de León Viejo", Cuadernos
Universitarios, 2a serie, Num. 19, Enero, 1962, pp. 40-46).
Esta idea constituyó
el punto de partida de todo el proceso arqueológico y que, con sus
anotaciones sobre la vida cotidiana de la primitiva ciudad -extraídas
de los profusos documentos de la Colección Somoza, compilada con
cl historiador Andrés Vega Bolaños-, convirtieron en Eduardo
Pérez-Valle en la mayor autoridad en la materia.
Las iniciativas
de la UNAN
Así, su artículo
citado movió el magnífico rector de la Universidad Nacional
Autónoma de Nicaragua (UNAN), doctor Carlos Tünnermann Berheim,
a organizar varias exploraciones a la bahía de Momotombo y a sus
alrededores. La primera -integrada por el propio rector y los doctores
Edgardo Buitrago, Alejandro Serrano Caldera y Alfonso Argüello- se
realizó a mediados de 1966, limitándose a reconocer el pueblo
de Momotombo y a recoger algunas informaciones de los vecinos.
La segunda, el miércoles
26 de Abril de 1967, se hizo en compañía del Ingeniero Francisco
Baldizón y del administrador de la hacienda "El Diamante" que llevaron
al grupo universitario hasta un potrero donde emergía un montículo
de ladrillos de barro. Posteriormente, se concluyó que el montículo
correspondía a una de las paredes de lo que supone fue la iglesia
de la Merced de León Viejo y que el sitio donde se hallaba ofrecía
el aspecto del asiento de una ciudad, ya que a simple vista podría
"advertirse" el trazado de las calles y otros montículos que, por
su forma, hacían sospechar que se trataban de las ruinas de edificios
de formas más o menos regular. La circunstancia de que el potrero
había sido objeto de una quema reciente favoreció el hallazgo
cultural que sería el más importante de la década
de los sesenta.
El doctor Argüello
Argüello, a quien la UNAN le encargaría las excavaciones, recuerda:
"Se decidió excavar tentativamente uno de los muchos montículos
de figura cuadrilátera que se observaban al S.O. de Puerto Momotombo,
junto al pueblo; y comenzaron a surgir los vestigios: primero materiales
dispersos, luego muros de ladrillos y de tapias, y finalmente verdaderos
recintos de edificaciones reconocibles", informó en el primer documento
sobre el rescate arqueológico que se estaba realizando (León
Viejo: Breve guía, 1967, p. 9).
El 6 de Agosto de 1967,
el Congreso de la República -por decreto No. 1318 declaró
las excavaciones de interés nacional, creando una Comisión
para dirigirlas y asignando fondos especiales para la ejecución
de las mismas.
Para confirmar que se trataba
de las ruinas de León Viejo, la UNAN invitó al licenciado
Carlos Melendez Ch. y al Dr. Chester Zelaya Goodman, del Departamento de
Geografía e Historia de la Universidad de Costa Rica, quienes -tras
reconocer el terrenoaseveraron que, bajo la arena y la ceniza, allí
debía estar enterrada la primitiva capital ("Algunas consideraciones
en torno al problema del asiento de León Viejo", La Prensa Literaria,
4 de Junio, 1967).
Un sevillano
entre las ruinas
Luego la misma UNAN, a través
del Instituto Nicaraguense de Cultura Hispánica, contrato al arqueólogo
español Antonio Bonet Correa, como catedrático de la Universidad
de Sevilla, para dirigir científicamente las excavaciones, lo que
realizó de enero a febrero de 1968.
"En aquel momento
-anota en su informe-habían sido excavadas las ruinas de un edificio
(la iglesia de la Merced) y se habían hecho unas calas en algunos
puntos relativamente distantes de ésta,
Sobre el terreno, todavía
cubierto por el bosque, pude comprobar la extensión de las ruinas
que formaban montículos en las que de vez en cuando, emergían
algunos ladrillos".
Y agrega:
"Gracias a los
montículos explorados pude ver que la ciudad no sólo tenía
una gran extensión construida, sino que también estaba desplazada
hacia el Norte, conttadiciendo las primeras previsiones que se habían
conjeturado. Después de una roza y quema del bosque. pronto quedó
limpia y visible el área de la Plaza Mayor. que con sus grandes
dimensiones, de más de 100 varas or lado, presentaba un espacio
amplio y abierto en el que estaban ubicados a su alrededor la catedral
al Este o naciente y el palacio de la Gobernación probablemente
al Norte".
Bonet Correa, aparte
de conjeturar el trazado de la ciudad, anotó que las ruinas de la
iglesia de la Merced
"alcanzaban en algunos puntos
tres metros de altura. Su planta era la de una iglesia de tres naves de
menor ancho que las tres naves y cabecera recta. Sus muros eran de ladrillo
y tapial de mezcla de talpuja y barro, formando entre machones de ladrillo
una masa dura y compacta que sólo se puede destruir a golpes de
pico.
Los ladrillos empleados
de 0.31 de largo y 0.15 de ancho y 0.05 cm. de grueso son de mayores distensiones
que los actuales.
Lo mismo sucede con las
tejas de 0.49 cnm. de largo, que al igual de los ladrillos de tierra de
colores diferen tes que, mezclada al blanco, se empleaba con la cal para
pintar los, paramentos repellados.
El arqueólogo español
concluye:
"Los restos de
clavos de hierro forjado, que varían desde 0.28 cm. x 00.6 cm. de
largo, eran del siglo XVI. Según noticias que me ha dado el Dr.
Alfonso Argüello, después de mi marcha, en las excavaciones
de la catedral han aparecido clavos con cabezas decorativas lo que se explica
dada la categoría del edificio".
Y Villalta, el salvadoreño,
¿qué hizo? Trabajaría después en las ruinas
el arqueólogo salvadoreño José Francisco Villalta,
quien no dejó ningún informe de sus excavaciones. Apenas
sabemos, por una noticia, del hallazgo que hizo de unos trozos de vasijas
de aparente procedencia china.
"La vasija tiene
pintada un dragón y fue encontrada entre los restos de una casa
de habitación"
("Raro encuentro", La Prensa,
23 de Mayo, 1969).
La misión
de un francés
Finalmente, Frederick Thieck
-arqueólogo de la Misión Cultural Francesa para la UNAN-
se entregó a la excavación de las ruinas durante un año:
de Noviembre de 1969 a Noviembre de 1970. En ese lapso, se propuso darle
a la ciudad descubierta un aspecto urbanístico, llegando a la conclusión
de que se extendía sobre una superficie de aproximadamente 500 metros
de lado.
Asimismo, estimó
que su plaza mayor medía 180 metros de largo por 100 metros de ancho.
Esta información, como otras muy detalladas de los edificios identificados,
se localizan en su estudio, hasta entonces el más completo que se
ha logrado sobre las ruinas.
(1982)
Detalle del Mapa de Herrera
(1601). |
|
e
U
LEON VIEJO:
456 AÑOS DESPUES
Por Amelia Barahona
VEINTE AÑOS atrás,
en Nicaragua se vivió una conmoción de gran alcance cultural:
el descubrimiento de los vestigios de la primitiva capital de Nicaragua,
León Viejo, fundada por Francisco Hernández de Córdoba
en 1524, a orillas de¡ Xolotlán, junto y encima del asentamiento
indígena de Imabite y al pie del Volcán Momotombo: un enclave
de extraordinaria importancia en la ruta del oro desde México hasta
Panamá, en esta primera etapa de la conquista.
Escenario del primer asesinato
sacrílego de la historia americana, el del Obispo Valdivieso a manos
de los hermanos Contreras, León Viejo contó entre sus habitantes
a Pedrarias Dávila, famoso por su crueldad, Hernando de Soto y Hernán
Ponce de León, entre otros.
Las nuevas rutas comerciales
de finales del siglo XVI, el sentimiento colectivo de culpabilidad por
el asesinato del Obispo Valdivieso, el exterminio de la mano de obra indígena,
que algunos historiadores españoles llaman "contracción de
la población" en un alarde de irrespeto, la erupción volcánica
del Momotombo y el deterioro progresivo de las edificaciones de la ciudad,
llevaron al abandono de la misma en 1610, trasladándose sus habitantes
al actual León, ubicado siempre estratégicamente al lado
del poblado indígena de Subtiava, invadiendo los terrenos ejidales
de ésta y originando el reclamo histórico de esa población.
León Viejo se pierde
así en la memoria de los tiempos. Más de tres siglos tendrían
que transcurrir para poder encontrar de nuevo un retazo vital de nuestra
historia, importante no sólo por la implantación española,
sino por la significación y aporte de nuestro pasado indígena.
En 1967, la Universidad
Nacional, sede León, encuentra accidentalmente algunos restos y
organiza de ahí en adelante las excavaciones sistemáticas
que desde '68 hasta '72 habrían de sacar a luz los restos de la
sepultada ciudad. Las obras de investigación se suspendieron por
falta de fondos en 1973 y no es sino hasta 1979 que, al crearse el Ministerio
de Cultura, se inicia un nuevo acercamiento al sitio, dentro de una política
de rescate del Patrimonio Nacional más integral.
Muy poco había a
nivel de documentación de las excavaciones realizadas, por lo que
hubo que comenzar por hacer una nueva recopilación de campo, tres
jornadas arqueológicas se han llevado a cabo en estos diez años
para recolectar información en las áreas ya excavadas.
Múltiples estudios
se han realizado con apoyo internacional, especialmente de la OEA, que
van desde el levantamiento topográfico, el fotográfico, el
estudio hidrológico de la cuenca que circundan el sitio para evitar
los desastres como el provocado en 1982 por el Huracán Alleta, la
recopilación historiográfica del sitio, las fotografías
aéreas, los ortofotomapas, los planos de cada ruina y el Plan Maestro,
documento de especial importancia que resume todas las acciones que en
los diferentes aspectos deben emprenderse para proceder a una verdadera
Puesta en Valor del Conjunto en los próximos años. Esto sin
olvidar la labor de consolidación y recuperación de algunos
vestigios, la limpieza sistemática, el cercado y el recercado, acción
que nunca se termina, la delimitación de las zonas propuestas de
protección, el control de la maleza, etc.
Diez años de continuo
trabajo que, a pesar del empeño de muchos, no ha tenido los resultados
esperados ni deseados.
Muerte Lenta
León Viejo
se está muriendo lentamente. Como hace 379 años, cuando fue
abandonado, las vacas pastan nuevamente entre los muros de sus derruidos
edificios, la maleza crece irreverente y ajena al drama de la pérdida
de uno de los vestigios más importantes de la historia no sólo
de Nicaragua, sino de América entera. La población está
completamente de espalda sin manifestar interés alguno, igual que
las autoridades del lugar, del departamento y la región, sin excluir
las instancias nacionales, aún y a pesar de los S.O.S. que los técnicos
de Patrimonio Nacional están lanzando desde hace ya varios años.
No hay eco.
Desde hace años se
ha definido una zona obligatoria de amortiguamiento para la protección
del sitio, lo que significa que en el radio, determinado por los estudios
realizados, no debe alterarse el entorno; antes bien, debe evitarse todo
tipo de utilización, especialmente agrícola. Pero nadie atiende,
ni privados ni MIDINRA y las vacas pastan tranquilamente dentro del recinto
sin que la institución responsable pueda recercar nuevamente, contratar
la chapoda permanente o pagar cuidadores por falta de fondos. El sitio
indefenso, mudo, continúa degradándose e irremediablemente
perdiéndose.
A veces vemos en los periódicos
que se informa de importantes descubrimientos arqueológicos en El
Salvador, en Siberia o en Argentina; hay programas de T.V. que hablan sobre
el Patrimonio Cultural de otros países, a veces muy lejanos a nosotros;
de repente sale algún reportaje amarillista enfocando el "abandono"
del sitio sin que el reportero se haya molestado siquiera en informarse
debidamente sobre los esfuerzos reales realizados. No basta señalar
con mal disimulada intención, sino aportary educar sobre el tema.
Los medios nacionales deberían prestar más atención
a lo nuestro, con un sentido más profundo, con más compromiso
y con aportes realmente prácticos.
Pero nuestra intención
aquí es más amplia. León Viejo constituye, indiscutiblemente,
el vestigio colonial más importante del área y, me atrevería
a decir, de América, toda vez que Santa María La Antigua
del Darién aún no ha sido encontrada y todas las otras fundaciones
españolas de la época han sufrido las transformaciones propias
del uso a través del tiempo.
"La Pompeya
de América"
León Viejo
es, con las lógicas y obvias diferencias, la "Pompeya de América",
aunque está muy lejos de recibir el reconocimiento y el tratamiento
como tal.
Habiendo sido fundada en
lo que se conoce como el período de la Implantación, primer
cuarto del siglo XVI, constituye un testimonio invaluable para el estudio
del urbanismo, la arquitectura y los sistemas constructivos de la época.
No hay otra ciudad que tenga conservados esos elementos de manera tan palpable,
directa y clara.
En la Historia del Urbanismo,
de la Arquitectura, de la Construcción, de la Ingeniería,
León Viejo no es materia de estudio, no está ni siquiera
en la imaginación de nuestros educadores, sin mencionar los planes
de estudio básico y de nivel medio. Pareciera que las únicas
referencias de nuestra historia fueran muy recientes o estuvieran indefectiblemente
fuera de Nicaragua.
Difícilmente vamos
a poder encontrar eco en la población y en las autoridades si persiste
este total desinterés. La conciencia se crea a partir del conocimiento
y ahí está precisamente el reto.
Pero todavía algo
se nos quedaba; León Viejo no constituye solamente un proyecto de
recuperación histórica de indiscutible importancia, sino
que está concebido como un proyecto de desarrollo para el poblado
que le acompaña y para la región misma, no sólo porque
puede ser un importante foco turístico una vez habilitado, sino
porque puede generar una serie de actividades económicas colaterales
que beneficien a la población y le brinden oportunidades nuevas
de desarrollo. Teniendo la cercanía del Proyecto Geotérmico,
se debe pensar en un proyecto que conjugue los múltiples intereses
y riquezas de la zona y de respuesta a las necesidades del desarrollo moderno,
tal como está concebido en el Plan Maestro ya elaborado y que por
falta de eco, recursos, apoyo, etc., no ha podido ser iniciado.
¿Tendrá que
esperar León Viejo otros 300 años para que nuevamente sus
disminuidos restos encuentren el amor y la valoración de sus hijos?
Espero que no, porque la historia es irreversible y lo que se pierde no
se puede recuperar con la sola voluntad.
(29 de Agosto, 1989)
|
LA CIUDAD
DE LEON VIEJO EN NICARAGUA
Por Antonio Bonet Correa
LAS EXCAVACIONES que actualmente
se realizan en cl lugar que estuvo asentada la ciudad de León Viejo
en Nicaragua son de una importancia considerable para la Historia del Urbanismo
en Hispanoamérica. Resulta obvio señalar el interés
de los trabajos en curso. Aparte de las posibilidades turísticas
que, por su espléndido emplazamiento y la belleza extraordinaria
del paisaje circundante, presenta la primitiva capital de Nicaragua, hay
que señalar la importancia que el análisis de las ruinas
reviste para los estudiosos del fenómeno urbano implantado por los
españoles en el entonces Nuevo Mundo. Tanto por la fecha de su fundación
como por el corto lapso de tiempo de su existencia, durante la cual llegó
a adquirir un gran desarrollo urbano, León Viejo es pieza capital
de un capítulo de la Historia de América, que solamente ahora
comienza a explorarse de manera sistemática.
Cuando la totalidad de las
ruinas hayan sido excavadas se podrá tener intacto el trazado original,
sin casi modificaciones posteriores, de un ciudad hispanoamericana anterior
a la recopilación de las Leyes de Indias, en las que tanta primacía
se concedieron a determinadas normas de trazado y planificación
urbana. Los resultados podrán ser capitales, al ser comparados con
los planos de las ciudades del Siglo XVI, de los que, como se sabe, son
escasos los planos, pese a los muchos que de siglos anteriores se conservan,
especialmente en el Archivo de Indias de Sevilla. Además, se podrán
completar nuestros conocimientos de historia de la construcción.
A los datos de ubicación de los monumentos, desarrollo urbano, áreas
construidas y soluciones para servicios, así como los de ancho de
las calles, dimensiones de la plaza mayor o plazuelas y cuadrícula
del trazado, más o menos regular, podrá añadirse la
evaluación de la categoría de los edificios públicos
o privados, civiles y religiosos, obteniéndose precisiones sobre
las técnicas constructivas, materiales y aparejos empleados en las
primeras décadas del asentamiento y colonización española
en América.
Un momento
estelar
Durante el siglo XVI León
Viejo conoció el momento estelar de la historia de Nicaragua que,
a partir del Siglo VII fue incorporada a Guatemala, perdió el papel
rector de Centroamérica, al que en su primera etapa parecía
advocada. Su desarrollo urbano fue a la par que su importancia histórica.
Lugar de residencia de Pedrarias que a su muerte, en 1531, fue enterrado
en el presbiterio de la iglesia de la Merced y sede de la gobernación
de Rodrigo de Contreras, León Viejo fue punto de partida de las
expediciones para la conquista del Imperio Inca. Ciudad en la que vivieron,
por algún tiempo, Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés,
Motolinía, el Padre Las Casas y Fray Alonso Ponce, su primer Alcalde
fue Sebastián de Benalcázar, fundador de Quito, Cali y Popayán.
El tráfago de los ejércitos y el ir y venir de los hombres
y las mercancías marcaron con un fuerte ritmo vital a la ciudad,
escenario de terribles rivalidades y actos violentos.
El asesinato del obispo
Valdivieso y la aventura de tipo feudal de los hijos de Contreras, con
pretensiones de alzar América contra el rey de España, con
una muestra palmaria del orgullo y las ambiciones desmesuradas de sus habitantes,
ebrios del poder y la pujanza con que había nacido la urbe, cuyo
rápido e intenso crecimiento se puede seguir en detalle a través
de los numerosos documentos publicados por Andrés Vega Bolaños
en los años cincuenta. Pero, al lado de estos sucesos violentos
y a veces sangrientos, de fuertes contrastes, hay otros hechos que muestran
la vitalidad de la ciudad fundada por Francisco Hernández de Córdoba,
granadino que había participado en cl establecimiento de Nombre
de Dios y, en 1522, había sido alcalde de Panamá.
Juan Meco,
el alarife de Linia
Quizás el dato más
importante desde el punto de vista urbanístico es saber que Juan
Meco, quien en 1532 trabajaba en la construcción de la nueva Casa
Real de la Fundición de León Viejo, cinco años más
tarde, en 1537, era el alarife de la ciudad de Lima, encargado del reparto
de los solares de la entonces recién fundada Ciudad de los Reyes
que, más tarde, con la ciudad de México, constituía
el eje de las dos metrópolis en torno al cual gira toda la historia
de imperio español en América. ¿Fue Meco el trazista
de Lima? ¿Aprovechó para ello su experiencia adquirida en
León Viejo? De lo que no cabe duda es que existe, como veremos más
adelante, una gran dualogía entre las respectivas trazas de León
y Lima.
También es de tener
en cuenta que León, cuyo trazado parece totalmente regular, es la
ciudad en la que cristalizó el tipo de experiencias que, desde Santo
Domingo, pasando por Santa María del Darién y Panamá,
constituyó el tipo de ciudad hispanoamericana, en fecha todavía
muy temprana y con anterioridad a la redacción definitiva de las
Leyes de Indias.
Encontrados los primeros
vestigios, la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua quiso asesorarse
para no tomar a la ligera unas ruinas que en su primer momento podrían
ser obra del siglo XIX, dada la importancia de la vecina hacienda "El Diamante"
y, además, que en el mismo siglo, en época anterior a la
administración del Presidente J. Santos Zelaya y durante ella, existió
allí Puerto Momotombo que servía de comunicación entre
managua y el actual León, unido por medio de un ferrocarril.
Mi viaje en Enero-Febrero
de 1968
Para confirmar que se trataba
de las ruinas de León Viejo, la UNAN llamó al Licenciado
Carlos Meléndez Chaverri y al Dr. Chester Zelaya Goodman, del Departamento
de Geografía e Historia de la Universidad de Costa Rica, que tras
reconocer el terreno aseveraron que bajo la arena y la ceniza del volcán
debía estar enterrada la primitiva ciudad. Comenzadas las excavaciones
dirigidas por la UNAN, ésta pidió al Instituto de Cultura
Hispánica se me enviase a Nicaragua para confirmar el descubrimiento
y dictaminar sobre la forma en que deberían llevarse los trabajos
a realizar para que la ciudad se desenterrase por completo.
Mi viaje fue realizado en
enero y febrero del presente año de 1963. En aquel momento habían
sido excavadas las ruinas de un edificio y se habían hecho unas
calas en algunos puntos relativamente distantes de éste. Sobre el
terreno, todavía cubierto por el bosque, pude entonces comprobar
la extensión de las ruinas que formaban montículos en los
que, de vez en cuando, emergían algunos ladrillos.
Tras mis exploraciones y
algunas excavaciones, pude comprobar que, en algunas partes, el edificio
alcanzaba la altura de más de tres metros de muro de ladrillo, y
por tanto, era una iglesia, pues pronto aparecieron en el lugar en que
se habían previsto las bases para los horcones que dividían
en tres naves el templo.
También pude llegar
pronto a la convicción de que era el templo de la Merced, ya que
por las descripciones y documentos estaba ubicado dentro de la ciudad en
el barrio Sur, con eje perpendicular a la que pronto pude comprobar era
la antigua Calle Real, llamada así en los documentos.
Gracias a los montículos
explorados, pude ver que la ciudad no sólo tenía una gran
extensión construida, sino que estaba desplazada hacia la parte
Norte, contradiciendo las primeras previsiones que se habían conjeturado.
Después de una roza
y quema del bosque, pronto quedó limpia y visible el área
de la Plaza Mayor que, con sus grandes dimensiones de más de cien
varas por lado, presentaba un espacio amplio y abierto en el que estaban
ubicados a su alrededor la catedral al Este o naciente y el Palacio de
la Gobernación probablemente al Norte. Ahora llevadas a cabo las
excavaciones en el lugar que me parecía estaba la catedral, se presenta
ésta ya descubierta, superando en dimensiones y grandeza a la iglesia
de la Merced. También pude sospechar que en la colona Sur-Este,
que domina la ciudad y el lago, se encuentra la fortaleza que debía
tener una torre de vigía para ver los movimientos de las gentes
que venían del interior de las tierras llanas que circundaban a
la ciudad y los navíos o bajeles del lago.
Un plano provisional
Las repetidas exploraciones
en el bosque me permitieron seguir las calles que, bajo los árboles
y gracias a los montículos, podrían reconocerse, ya que formaban
avenidas de unas 10 a 11 varas. Tras el recuento de las manzanas o cuadras,
pude levantar un plano provisional del trazado y área total de la
ciudad que formaba un gran rectángulo de 9 x 10 calles, ubicándose
la plaza hacia el centro, de forma que quedaba entre 4 manzanas al Norte
y 6 al Sur y 4 manzanas al Oeste o Poniente y 5 manzanas al Este o Naciente,
es decir hacia el lago, en el lado en que se halla la fortaleza que rompe
el cuadrilátero formando una esquina o triángulo en el que
desaparecen por lado más de tres manzanas.
Que la ciudad debía
ser grande, aunque no toda ella debía estar construida, en especial
hacia el Occidente, se deduce de los documentos, pudiéndose evaluar
que era ciudad en la que habitaban más de 150 vecinos españoles,
con más de cinco mil indios tributarios.
La cifra de 500 vecinos
españoles que da Vázquez de Espinosa resulta quizá
exagerada, pero revela la posible opulencia y riqueza de esta ciudad que
atraía a tanto conquistador.
Respecto a las edificaciones,
he señalado que antes de mi exploración se había descubierto
una edificación de ladrillos que alcanzaba en algunos puntos más
de tres metros de altura. Su planta era la de una iglesia de tres naves
de menor ancho que las tres naves y cabecera recta.
Sus muros eran de ladrillo
v tapial (mezcla de talpuja y barro), formando entre machones de ladrillos
una masa dura y compacta que sólo se puede destruir a golpes de
pico. Los ladrillos empleados de 0.31 de lago y 0.15 de ancho cm. de grueso
son de mayores dimensiones que los actuales.
Lo mismo sucede con las
tejas de 0.49 cm. de largo que, al igual de los ladrillos, difieren de
las que se fabrican con menor tamaño en la actualidad. Para comprobar
que se trataba de piezas del siglo XVI, los comparé con los de la
ruinas de Subtiava, los de la iglesia de El Realejo y El Viejo y la iglesia
de la antigua Nueva Segovia.
Detalle importante es que
los ladrillos cortados en chaflán, para formar los pilares de las
desaparecidos horcones, estaban truncados de la misma manera. En las calas
hechas pude advertir partes de tejados desprendidos con sus tejas árabes
y encontrar otros restos de muro repellados con media pulgada de mezcla
de cal y arena.
También el empleo
de tagüe o tierra de colores diferentes, que, mezclada al blanco,
se empleaba con la cal para pintar los parámetros repellados.
Los restos de clavos de
hierro forjado, que varían desde 0.28 cm. x 0.06 cm. de largo, eran
del siglo XVI.
I Según noticias
que mas ha suministrado el Dr. Alfonso Argüello, después de
mi regreso, en las excavaciones de la catedral han aparecido clavos con
cabezas decorativas, lo que se explica dada la categoría del edificio.
Los restos de maderas de
cedro, aunque de pequeñas dimensiones, presentan también
vestigios de ser antiguos. En mis exposiciones encontré en algunos
montículos restos de cerámica española e indígena
y un fragmento de metate, o piedra de moler el maíz de la época
precolombina. De acuerdo a las noticias que ahora
1 me llegan aparecen diferentes
objetos de hierro (llaves, cerraduras, goznes o chumaceras para hacer girar
las puertas) y los clavos de cabeza decorada a los que ya me referí.
La situación de León
Viejo, aproximadamente a unos 500 metros del lago, en un punto intermedio
entre éste y el interior, es similar a la ciudad de Granada, fundada
en el mismo año por Hernández de Córdoba. Su distancia
respecto al lago es la prudencial para la defensa, a la vez que presenta
todas las comodidades al estar rodeada de tierras llanas propias para huertas
y ejidos. Su trazado, que según los indicios es de perfecta cuadrícula,
parece haber sido construido en su casi totalidad, ocupando 111 manzanas
o cuadras, aproximándose en mucho a la primitiva Lima, en cuyo reparto
intevino Juan Meco.
León y Linta
En la capital del Perú,
el rectángulo estaba compuesto por dimensiones superiores a las
de Centro y Sur América.
Como se comprueba, la ciudad
era de dimensiones superiores a las de Centro y Sur América, superándola
eh muy poco Lima.
Que Hernández de
Córdoba era buen fundador y poblador no queda duda, conocida ya
su experiencia. León Viejo, con su posición estratégiga,
en un cruce de caminos y punto de partida para la conquista de la América
del Sur, en una posición central, entre el Atlántico y el
Pacífico, cumplía como ciudad todo los requisitos de las
instrucciones que el Rey Católico había dado en Valladolid,
en 1513, a Pedrarias Dávila.
Con su fundación
y trazado culminaba la primera etapa de las experiencias urbanas de los
españoles en América que, a partir de la fundación
de Lima, se fijan en tipos de escasísimas variantes dentro de la
tradicional cuadrícula empleada por los españoles desde la
fundación de Santo Domingo.
Ciudad vieja
Para completar el estudio
hay que tener en cuenta las otras ciudades creadas en Nicaragua durante
el siglo XVI- Por desgracia ya no existe la ciudad vieja de Nueva Segovia
que, situada a 7 kms. de Quilalí, cerca del río Jícaro,
fue establecida pocos años después de León Viejo.
Se trata de una ciudad totalmente ignorada, a no ser por las referencias
que sobre ella da en un folleto publicado en 1949 el Padre Nicolás
Antonio Madrigal, cura párroco de Ocotal.
Ciudad vieja se encuentra
en medio de una sierra agreste y de difícil acceso. Su aspecto acto
actual es el de un potrero de tupida hierba en el que hay grandes montículos
'v profundos boros en los que no se ve, a causa de la espesura de la vegetación,
ningún resto de ladrillo o construcción. Pero de lo que no
queda duda para el que después de una ruda jornada de jeep visita
el lugar totalmente inédito, no hallado ni excavado, es de encontrarse
ante los restos de una ciudad. Indicios seguros son los montículos
de forma angular, al igual que el terreno llano en que se encuentra.
También que la localización
solamente la puede lograr después de preguntar a los escasos habitantes
del contorno que me contaron antiguas historias, típicas de la tradición
oral, en la que son protagonistas antiguos tesoros enterrados y apariciones
fantasmales de espíritus que vagan en la noche entre los árboles
del lugar.
Ciudad Antigua
Igualmente muy interesante
como ubicación y por existir allí ruinas y edificios es la
Ciudad Antigua de Nueva Segovia, segundo asiento de la ciudad que fue trasladada,
en 1611, a orillas del río Arrayán, cerca del río
Coco, en un lugar de llanura más amplio que el de la primera. Ciudad
Antigua, situada en el interior de la quebrada sierra de Nueva Segovia,
es de menor extensión que la enterior, quizás a causa de
los continuos asaltos de los piratas, siendo el importante el que sufrió
al incendiarla y destruirla, en 1645, una hueste piratas que llegó
a ella nevegando por el río Coco. Reconstruida entonces, fue capital
de la región hasta 1837, año en que la administración
pasó a Ocotal que, desde 1849, hasta nuestros días en la
ciudad más importante de esta zona fronteriza con Honduras.
De Ciudad Antigua, que con
el tiempo perdió barrios y conventos como los de la Recolección
y la Merced, queda hoy la parroquia, iglesia de sumo interés por
magnifico aparejo de verdugadas de ladrillo y tongadas de mezcla y piedra.
De las demás iglesias
no quedan más que ruinas, excavadas por el Padre Madrigal, arqueólogo
e historiador autodidacta. Pero las ruinas son menos importantes que las
de León, tanto por sus dimensiones como por la importancia de los
edificios y sus aparejos, la mayoría de tapial entre machones de
ladrillo.
Por el escaso espesor de
los muros y lo reducido de su arquitectura, sólo pueden compararse
con las ruinas de León por la similitud de técnicas empleadas
en la época. Sin embargo, son muy de tener en cuenta estas dos ciudades,
que en su día fueron centro de una región muy ignorada, pero
en la que existen iglesias desconocidas como las de Somoto, Totogalpa y
Mosonte, dentro de poblaciones rurales de trazado regular.
Edificios probablemente
anteriores a la iglesia de Subtiava, considerada hasta ahora la más
antigua de Nicaragua, constituyen las tres ellas un grupo de sumo interés
ya que datan de principios del siglo XVII. Además de su belleza
en sí, sirven para formarnos una idea de cómo eran las iglesias
de León Viejo en el momento en que el terremoto de 1610 destruyó
la antigua capital de Nicaragua.
Las ruinas
de León: similares a una ciudad romana
El día quizá
no muy lejano en que se terminen las excavaciones de León Viejo
y se pueda disponer de un plano completo de su trazado, podrá saberse
si su planta era totalmente regular o si por el contrario, como sucede
en el núcleo viejo de Granada, hay pequeñas desviaciones
de las calles respecto a la totalidad de la cuadrícula. De todas
forma, el interés no dejará de ser grande. El conjunto de
las ruinas tendrá parecido con el de una ciudad romana.
Aunque esta carente de columnas
de fragmentos de mármoles clásicos, su poder evocador tendrá
la suficiente entidad para justificar los trabajos en curso. Los muros
y escalinatas, las calles y plazas volverán a tener una nueva vida,
pese a no ser más que arqueología.
Si bien es cierto que León
Viejo no logrará competir en cl alzado de sus momumentos con Panamá
Viejo, ni nunca podrá tener las bellezas arquitectónicas
de la Antigua Guatemala, si podrá tener el valor de ser la única
ciudad que no tuvó tiempo para modificarse y modernizarse. Ante
nuestro ojos tendremos una ciudad del siglo XVI en toda su integridad.
En ella los historiadores de los urbanismos tendrán un campo en
el que ejercitar su atención, para resolver parte de un problema
que hoy nos preocupa a todos.
León Viejo, ciudad
sobre la que todavía se cierne la dominadora sombra de Pedrarias
Dávila, cuyos huesos reposan en la iglesia de La Merced, tendrá
siempre la incomparable y sublime belleza del paisaje que la rodea. Al
pie del imponente volcán Momotombo, cantado por Victor Hugo y Rubén
Darío, será un testimonio de cómo sus fundadores llevaron
consigo desde el Viejo Continente una decidida voluntad de creación.
(1968) |
ESAS SON
LAS RUINAS DE LEON VIEJO
Por Eduardo Pérez-Valle
ENTRE LAS muchas cosas que
se han publicado en los últimos días sobre el caso de León
Viejo y la localización de sus ruinas por la Universidad Nacional
Autónoma de Nicaragua, desgraciadamente hay pocas afirmaciones acertadas
y muchas desacertadas y hasta contradictorias dentro de su desacierto.
Hay cosas que parecen sacadas
de Los conquistadores de José Román y servidas como retazos
de historia, cuando más tienen de novela. Así, aquello sobre
la catedral de Valdivieso, de "pilares y arcos maestros de ladrillos y
mezcla arcillosa, vigas y soleras definas maderas, de cuatro cantos, paredes
de piedrá y mezcla blanca". Otro día el mismo nos viene diciendo
que
"En los primeros años,
en los primeros cuatro decenios (de la colonia) lo usual fue el tipo de
construcción de tapias".
Y que no había ladrillo,
por la extrema pobreza; que ni en el nuevo León allá por
1751. Así que habrá que sacar los ladrillos de los "arcos
maestros" de la catedral de Valdivieso y dejar sólo "la mezcla arcillosa"
a esperas del primer terremoto.
Se nos ha dicho que la ciudad
estaba en la propia ladera o al pie mismo del Momotombo, pues hubo necesidad
de construir obras permanentes de drenaje (ataujías) para encauzar
las corrientes que bajaban de las faldas del Volcán; y que la fortaleza
estaba "en lugar prominente de la falda occidental". Otro día el
mismo nos viene hablando de "la tradicional escogencia para fundaciones
españolas de grandes y amplios valles", etc.
Esta son cuentas gruesas
(los padrenuestros) de un rosario de inexactitudes o invenciones como aquello
de que hasta 1542 se inició la construcción y el convento
de la Merced (en 1530 ya se construía de tapias); el traslado de
los restos de Pedrarias a una segunda iglesia de la Merced construida en
otro sitio que la primera. A veces se ha dado rienda suelta a una verdadera
fiebre delirante que hace decir cosas como que las ruinas encontradas pueden
ser de ricas estancias; castillos posteriores a 1610, construidas por encomenderos
y capitalistas; o fortalezas defensivas levantadas después del traslado.
Como si la construcción de un castillo o fortaleza pudiera ser secreta,
y no significa un pepeleo de años, hasta de siglos, a través
de la complicada burocracia colonial.
ladrillos
y tapias
Es bueno dejar sentadas
dos cosas:
1) Hay documentos
que hacen mención de construcciones con elementos de ladrillos desde
1542 (La Merced, la casa de Hernán Nieto, junto a la misma; la cárcel
construida por Contreras).
2) No hay motivo para mirar
con tanto menosprecio las construcciones de tapias que eran consideradas
como muy buenas en esa etapa colonial. Su consistencia no era despreciable,
pues se usaba tierra mezclada con algún material compactador, calcáreo
o similar. En León Viejo se usaba una tierra blanquecina que traían
de los contornos. Se promulgaron cédulas obligando a los encomenderos
a construir de piedras o de tapias en los dos primeros años de su
encomienda.
Lo cual significaba
que las tapias no se tenían por menos, sino que se consideraban
un material bastante decoroso y permanente, incluso resistente al fuego.
El ladrillo, aunque siempre fue un excelente material de construcción,
no se usaba sino en casos de máxima necesidad, para lograr mayor
resistencia; o porque al usarlo no le causaba mayores gastos (caso de Hernán
Nieto que tenía horno de tejas y, sin duda, fabricaba ladrillos).
La prueba
arqueológica
El lugar donde todas las
evidencias concurren a situar la primitiva León de Nicaragua en
un amplio campo que, por lo menos, abarca una extensión de 1 km.
de Norte a Sur por unos 400 o 500 metros de Este a Oeste.
Tal expansión la
fijamos en forma estrictamente provisional. Las dimensiones reales de la
planta de la ciudad serán establecidas a medida que progresen las
labores de limpieza y excavación del terreno.
En el área citada
se ha logrado localizar hasta 13 montículos de base más o
menos geométrica (rectangular o cuadrada). Estos montículos
tienen la misma apariencia que tenía el que se ha excavado profundamente,
donde se han encontrado las ruinas de un edificio grande, al parecer una
iglesia.
En casi todos estos montículos
se han practicado "calas" o sondeos y hallado ladrillos, sin duda perteneciente
a viejas construcciones. La disposición de tales montículos
sobre el terreno, alineados en direcciones bien determinadas y orientados,
habla de una organización urbanística cubierta por el polvo
de los siglos.
En el montículo que
primero comenzó a excavarse, y en el que se ha excavado más
profundamente, surgieron las ruinas de lo que a todas luces parece ser
una iglesia. La construcción tiene 15 m. de ancho (NS-SU) por 40
de largo (E-O). La parte expuesta se encuentra en la porción oriental
de un rectángulo formado por camellones de tierra que alcanza unos
75 metros de longitud y que puede ser el límite del antiguo cementerio.
La iglesia
de la Merced.
En las ruinas del edificio
se distinguen dos partes: una construída de ladrillos; la otra de
tapia reforzada a espacios regulares de unas 4 varas con rafas de ladrillos.
La parte de ladrillos está situada al Oriente, y corresponde sin
duda a la cabecera. (Puede creerse que fue construida de ladrillos y reforzada
con fuertes pilastras adosadas lateralmente porque se pensaba construir
bóvedas sobre ellas). Esta parte es más angosta que la otra.
La planta es cuadrada, de unos 12 metros de lado, dimensiones a propósito
para albergar 3 capillas de regular tamaño.
El resto de la construcción
es de unos 4 metros más de ancho y corresponde a las naves. Ya se
ha descubierto dos bases de las columnas o pilastras que formaban las naves,
a unas 5 varas del muro de la fachada. A medida que la excavación
progrese hacia el fondo, irán apareciendo las demás. Son
de base cuadrada, con las aristas cortadas en chaflán. Así
quedan demarcadas tres naves: de 10 metros de ancho la central, de unos
tres metros las laterales.
Sería prematuro hacer
afirmaciones ajustadas en una etapa en que los trabajos de excavaciones
apenas si comienzan. Pero puede recordarse aquí que la iglesia de
la Merced de León Viejo, hacia 1530, se construía de tapias
con la ayuda de una tierra blanca, "recia como argamasa", que llevaban
de los alrededores.
El material de relleno de
las tapias descubiertas es blanquecido y resistente, y parece haber sido
extraído de la cabeza del " calpul" del Puerto Momotombo, o de un
lugar también cercano en cl camino a la Paz Centro.
En 1542 la iglesia de la
Merced ya estaba construida, con tres naves, paredes de tapias, rafas y
arcos de ladrillos, techo de tejas.
Las ruinas descritas pueden
considerarse un tanto marginadas hacia el Oriente del conjunto de túmulos
diseminados en el área. También por esto puede presumirse
que se trate de la iglesia de la Merced, pues existe al menos un testimonio
quizás un tanto exagerado de Pedro de los Ríos (1543), según
el cual al monasterio de la Merced y su iglesia se hallaban fuera de la
ciudad.
(Managua, 31 de enero, 1968) |
41
LAS RUINAS
DE LEON VIEJO
Por Frederick Thieck (Traducción
de Ernesto Gutiérrez)
LAS INVESTIGACIONES realizadas
sobre el terreno nos permiten establecer que la ciudad de León Viejo
se extendía sobre una superficie de aproximadamente 500 metros de
lado.
Las excavaciones que se
efectuaron de Noviembre de 1969 a Noviembre de 1970 tenían como
fin inmediato el de darle al sitio de la ciudad descubierta lo más
rápidamente posible un aspecto urbanístico, basándose
en los edificios que habían salido a luz: la Catedral, la iglesia
de la Merced, la Casa de Gonzalo Cano y una parte del Palacio del Gobernador.
Había que tomar en
cuenta el hecho de que esta ciudad, como todas las otras ciudades coloniales
y militares de la época, se organizó alrededor de una plaza
central, la cual mide 180 metros de largo por 100 de ancho.
Palacio del
Gobernador
Esta imponente construcción
que bordea el lado norte de la Plaza posee dos secciones: una Sección
Sur que da sobre la Plaza, comunicándose con ella por medio de un
zaguán central, y una Sección Norte que bordea el patio interior
(24.50 m. x 42.50 m.). La construcción no es homogénea, el
centro del Palacio está constituido por un área de 43 m.
de Norte a Sur, y 32 m. de Este a Oeste; es probable que el patio haya
sido agrandado hacia cl Este en un período posterior a la construcción
de las secciones mencionadas. La sección Sur comprende una entrada
principal flanqueada a cada lado por dos piezas de pequeñas dimensiones
(alrededor de 6 m. x 6 m. al interior); estas piezas poseen un tipo de
piso, frecuente en esa época, de ladrillos de muy buena calidad
con diseño "en espina". La sección Norte posee igualmente
4 piezas de diferentes dimensiones, con acceso a través de una escalera
central que da sobre un vestíbulo de dimensiones importantes (10.20
m. x 7.90 m.). Este vestíbulo tiene piso de tierra y está
abierto por sus cuatro costados.
Al Este de la parte central
del Palacio hay otras dos dependencias, una de las cuales hacia el lado
Sur no está bien ligada o en relación, con el cuerpo principal
del Palacio, y va hasta la esquina N.O. de la Plaza, comprendiendo 6 piezas
ordinarias, dos de las cuales están en comunicación con la
parte exterior aún no descubierta. La otra dependencia situada al
lado Norte está formada por una enorme sala (36.50 m. x 8.40 m.);
y aunque no hemos podido descubrir la zona intermedia entre estas dos dependencias,
debido al gran movimiento de tierra que es necesario hacer. El estudio
sobre el terreno y sobre el plano tal como aparece, nos permite suponer
que la sala deberá dar sobre un enorme patio por medio de las dos
puertas que se abren sobre su lado Sur y que este patio estaba en comunicación
con la de la parte principal ya mencionado, pudiéndose tener acceso
al patio de la dependencia Sur a través de las piezas Nos. 6 y S.
Es posible que el costado Oriental de este patio estuviera bordeado de
pequeñas piezas que funcionaran como celdas; nosotros hemos encontrado
algunos grilletes al hacer excavaciones exploratorias en esta zona. Los
Archivos mencionan que la Casa del Gobernador servía también
de prisión y sabemos, además, que la prisión estaba
situada en un lugar distinto de la Fortaleza.
Fue en este Palacio donde
vivieron primero Pedrarias Dávila y después Rodrigo de Contreras,
por Real Cédula del 21 de mayo de 1534.
Se dice igualmente que Rodrigo
de Contreras le hizo algunas modificaciones en 1538. Las piezas Nos. 1,
2 y 3, marcadas sobre el plano y que bordean el lado Sur del Palacio del
Gobernador, no tienen relación con él y puede ser que pertenezcan
a la Casa de Antonio Picado.
La Catedral
Para la descripción
de este edificio bastará con referirse al libro León Viejo
del Dr. Alfonso Argüello, que describe con precisión el tipo
de construcción y los materiales en ella usados; nosotros agregaremos
aquí solamente algunas observaciones. Con relación al centro
de la Plaza, tal como se encuentra actualmente delimitada por las construcciones
(no siendo posible en este momento emprender cl desescombramiento de toda
la Plaza hasta su nivel primitivo, debido a lo enorme de la superficie),
la Catedral se encuentra claramente descentrada hacia el Sur, lo cual es
bastante sorprendente; puesto que (y a pesar de que se pueden constatar
variaciones en el espesor de los muros de las construcciones, aún
en un mismo lado) no se ve cómo al momento de construir un edificio
de tal importancia el arquitecto, o en todo caso el maestro de obra, se
haya podido equivocar.
En nuestra opinión
no ha de tratarse de un error, sino de un arreglo propuesto por el
arquitecto al momento de construir la Catedral, estando ya construidos
los otros edificios y siendo ya definitivo el trazado de la plaza. Al efecto
podemos señalar que a más o menos 20 m. al N.O. de la Catedral,
un pozo de exploración nos ha permitido descubrir dos habitaciones
de una construcción importante (8.10 m. x 5.10 m. y 8.10 m. x 4.70
m.), la que podría ser la casa de Hernando de Soto "construida en
una esquina al lado de la Iglesia Mayor" en 1530.
Por otra parte es interesante
señalar que la orientación del muro Norte de la Catedral
no es paralela a la de las secciones Sur y Norte del Palacio del Gobernador,
lo que sí puede ser un error urbanístico.
No nos es posible hacer
un estudio comparativo entre el Plano de la Catedral y los edificios de
la misma época en España (España estaba todavía
en el gótico tardío en esa época: un ejemplo de ello,
es la Catedral de Sevilla concluida en 1506); y aunque se encontraran ejemplos
comparativos para el emplazamiento del Coro (6 m. x 6 m.), jamás
(guardando las proporciones) lo encontraríamos situado tan cerca
de la entrada. Más bien sería de mayor interés una
comparación con los edificios de la misma época en América
Central o en México si dispusiéramos de una buena documentación:
obsérvese la colocación del Coro en la Catedral primitiva
de México. Teniendo en cuenta los datos de la Historia de la Arquitectura
Colonial, tal vez sea este punto uno de los de mayor interés en
León Viejo: su contribución al conocimiento de los edificios
primitivos de la colonia española.
En efecto, menos del 6%
de todos los planos publicados en Sevilla son anteriores a 1610 y de éstos
la mayor parte presentan ya modificaciones; por consiguiente, en León
Viejo se tienen dos buenos ejemplos de las construcciones de la época:
La Merced y La Catedral.
He aquí como el gran
especialista de la Arquitectura Colonial, Pal Kelemen, define el tipo primitivo
de la Iglesia Colonial: "La Catedral colonial fue principal y substancialmente
construida de piedra o más raramente de ladrillos y casi siempre
empleando bóvedas de mampostería. A menudo fue colocada sobre
una plataforma, por encima del nivel de la Plaza y ostentando un amplio
atrio. Esto le daba una representatividad y una posición teatral,
con la fachada del edificio sirviendo como telón de fondo para las
variadas ceremonias y coloridad procesiones que animaban la vida religiosa
de la época. Una decoración profusa se distribuía
sobre la fachada, con columnas, pilastras, nichos y estatuas que formaban
parte del embellecimiento.
Tres entradas eran las usuales
y en las estructuras primitivas, había una sola torre.
En los últimos siglos,
las dos torres vinieron ya a ser una modalidad. Estas dos torres no solamente
servían de campanarios, sino también de contrafuertes de
la fachada, y ayudaban al anclaje de los muros laterales".
La Catedral poseía
una especie de cámara sobre su costado Norte sin relación
con la parte interior dedicada al culto, y que servía para la conversión
de los indígenas; ella se debe llamar ezonarthez y t no narthex,
palabra griega que significa "caja" y que en las primitivas iglesias cristianas
designaba al vestíbulo que precedía a la nave.
Las estructuras que bordean
la entrada izquierda, pertenecían a la torre, y los dos círculos
de ladrillos que se pueden ver a ras del suelo, son trazas de los emplazamientos
de dos escaleras de caracol. Detrás de la Catedral se ve la estructura
de una casa que podría ser la del obispo, la que deberá excavarse
después.
Sobre el lado Sur de la
Plaza desemboca la Calle Real, que con sus 14.7 m. de ancho, es la más
importante de la ciudad. Esta calle bien orientada de Norte a Sur, y por
una longitud de 300 m. sigue hasta el convento de La Merced, desviase entonces
muy claramente hacia el Este, convirtiéndose en un camino tortuoso,
que sin embargo bordea las construcciones; estas últimas constataciones
no puede hacerse sino únicamente sobre el terreno y durante la estación
seca.
Calle de la
Fundición
Esta calle debe su nombre
a la Casa Real o Casa de la Fundición que tuvo una vida bastante
accidentada, habiendo sufrido incendios varias veces y particularmente
en 1543.
Las estructuras que fueron
descubiertas en la parte Noroeste de esta calle han debido pertenecerle.
Las tres primeras piezas de dimensiones reducidas y en muy mal estado de
conservación (la altura de las paredes que se conservan no superan
jamás los 0.60 m. en el mejor de los casos), han debido pertenecer
a la primera Casa Real.
Los cuartos siguientes de
mayores dimensiones (9.30 m., 8.70 m., y 9.20 m. por un ancho promedio
de 7.60 m.) deben pertenecer a la Casa de 1544. Tres grandes piezas (una
de ellas con una longitud de más de 11 m.) forman con las anteriores
el ángulo Suroeste de la Casa.
Tomando en cuenta las numerosas
funciones que tenía que cumplir este edificio, no es raro encontrar
en él dimensiones un poco fuera de lo corriente. A este momento
no hemos todavía descubierto el patio. -
El afirmar que estas estructuras
pertenecen a la Casa de la Fundición, se debe a la concordancia
de los descubrimientos arqueológicos con los datos históricos;
por una parte, sabíamos que ella se encontraba frente a la Casa
de Pedrarias y, por otra parte, hemos encontrado en esta zona materias
minerales fundidas en cantidad suficiente como para llegar a estas conclusiones.
Entre la Casa de la Fundición
(27 m. al Sur) y La Merced (60 m. al Norte), en la zona este de la faja
de terreno prevista para las excavaciones de este año, hemos descubierto
cuatro habitaciones cuyas dimensiones y organización son prácticamente
idénticas a las de la Casa de Gonzalo Cano.
El patio no está
todavía desescombrado, pero el estudio sobre el terreno y el de
un pozo de exploración, arrojan alguna luz como para plantearse
el problema de su identidad. Ahora bien, nosotros sabemos que el Tesorero
De Los Ríos poseía una casa "similar a la de Gonzalo Cano"
construida en 1533.
La hipótesis según
la cual esta casa le habría pertenecido, ¿podrá todavía
mantenerse? La diferencia entre las dos casas es la de que la de Gonzalo
Cano está hecha de piso de ladrillos dispuestos "en espina", lo
que era un signo de riqueza en la época, dada la simplicidad de
las casas.
Es muy poco probable que
un personaje tan codicioso y ambicioso como de Los Ríos (que se
casó con la hija del Gobernador Contreras), se hubiese contentado
con una casa cuyo piso era únicamente de tierra compactada. Y en
todo caso, nosotros no contamos con una localización precisa según
los textos.
Talvez se descubra más
tarde una casa que convenga mejor a este personaje. También por
otra parte habría que agregar, que cuando de Los Ríos llega
a León Viejo, estaba pobre, y no fue sino 10 años más
tarde que se volvió rico.
A 30 m. al Norte de La Merced
se ha comenzado a descubrir una pared orientada Este-oeste, que podría
bien, ser parte de la Casa de Alonso Sillero, construida en 1541, a menos
que la casa mencionada antes sea la de él.
Al llegar a este punto,
es conveniente abrir un paréntesis sobre la atribución de
las casas descubiertas a ciertos personajes de la ciudad. Creemos que ésta
es una tarea necesaria para la comprensión total del sitio, aún
si algunas designaciones puedan parecer tal vez hipotéticas, por
no decir ambiguas. Si nosotros hemos atribuido con certeza tanto a Pedrarias
como a Contreras la inmensa construcción que bordea el lado Norte
de La Plaza, y si gracias a los Archivos y a los descubrimientos arqueológicos
hemos localizado La Casa de la Fundición; si La Merced y La Catedral
no plantean estos problemas, no siempre las cosas se presentan con certeza.
Nosotros sabemos, por ejemplo,
simplemente que la casa de Anita Jiménez estaba situada "a la esquina
arriba de la Plaza Mayor"; sabemos que Antonio Picado poseía una
casa contigua a la de Pedrarias, as¡ como también Juan Giniles;
que Juan de Salamanca vivía en la vecindad de La Merced y que Diego
Núñez de Téllez también. Para las demás,
no poseemos casi ningún dato, y habrá que esperar los descubrimientos
de los historiadores para darles más vida a estas ruinas.
Casi frente a La Merced
(un poco más al Norte) se encuentra la Casa de Gonzalo Cano, que
es junto con la Casa del Gobernador la mejor conservada. Es bien equilibrada
y sus cuatro habitaciones comunican todas entre ellas, teniendo frente
a la Calle Real un inmenso patio; este patio estaba dividido en dos partes,
como se puede ver sobre el plano; la parte de la derecha de la casa debía
servir para los asuntos domésticos; la 4a. y última de las
habitaciones o cuartos, tiene piso únicamente de tierra compactada.
Se entraba a esta casa por
un pequeño zaguán bien arreglado (ver fotografía aérea),
que poseía un piso de ladrillo trabados "es espina", el cual daba
sobre la Calle Real. Esta casa construida con orden y cuidado posiblemente
haya servido de modelo para las casas de las personas importantes; el diseño
de los ladrillos sobre el piso es notable, y los cuartos están separados
del patio por una especie de corredor enladrillado, lo que revela el cuidado
particular con que el propietario construyó su casa; posee también
contrafuertes útilmente dispuestos, y las dependencias de esta casa,
que se debían encontrar en la parte Oeste, como se puede constatar
sobre el terreno, daban sobre la Calle: ¿Gonzalo Cano?.
Al Sur de La Merced, el
pequeño convento fundado por el Fraile Bobadilla en 1528 está
descubierto y se puede observar en él la economía de espacio
con que hizo la construcción, así como las pequeñas
dimensiones de la capilla (5.50 m. x 14 m. al interior). Entre La Merced
y el Convento se han encontrado estructuras, de las cuales no nos ha sido
posible, hacer los planos.
León Viejo posee
todavía numerosas ruinas por descubrir, principalmente al Oeste
de la Casa de la Fundición, del otro lado de la Calle Real. Por
otra parte, a 100 m. al Oeste del centro de la Plaza principal, se han
localizado los restos de algunas construcciones importantes, por medio
de exploraciones parciales que se han hecho. Hay que pensar en tres o cuatro
años más de excavaciones para descubrir toda la parte central
de León Viejo, con lo cual aún no se habría terminado
todo el trabajo arqueológico, porque en León Viejo estamos
no sólo frente a un sitio colonial, sino y sobre todo, frente a
un sitio colonial implantado sobre un pueblo indígena, el cual también
habría que explorar y descubrir.
La implantación
sobre un pueblo indígena
En el pueblo de Momotombo,
casi todos los días se encuentran enterradas piezas de cerámica;
aunque en verdad son post-clásicas y de un tipo similar a las que
Lothrop llamó: "Cerámica Managua", y que más bien
se debían llamar: "Momotombo tardío".
Esta cerámica no
es policroma, los colores rojo y negro son empleados prioritariamente sobre
un fondo natural claro; algunas piezas más elaboradas, aunque sin
mayor valor decorativo, poseen lo que podría llamarse semi-tonos
o medias-tintas.
Por otra parte, un recubrimiento
blanco brillante aparece sobre la parte baja de estas vasijas trípodes,
cuyos pies no son jamás ni zoontorfos, ni nianieliformes. La decoración
tiene una clara tendencia geométrica, y el animal casi exclusivamente
empleado para bordear el cuello de las vasijas trípodes, es el cocodrilo,
el cual está a menudo esquematizado por trazos tan simples que sólo
la cabeza nos permite definir el animal; lo que no se encuentra en ningún
otro tipo de cerámica nicaragüense (tipos Luna, Diriamba, Rivas,
Telica, Chichigalpa, etc.), si se compara la utilización en la decoración
de aquéllos, de la figura del mono, por ejemplo.
Esto es interesante desde
un punto de vista arqueológico de conjunto para Nicaragua, puesto
que si en Chontales, el mono y la rana dominan como alter-egos, en Zapatera
y en Momotombo es el lagarto el que predomina. Esta observación
no permite, por sí sola, establecer zonas de influencia, pero plantea
el problema de la relación entre la cerámica y los ídolos.
En León Viejo y en
Momotombo se encuentran enterrados pequeños ídolos a 1.20
m. de profundidad, as¡ como las vasijas trípodes va mencionadas;
estos ídolos de piedra de lava tienen un tamaño promedio
de 0.30 m., son fácilmente identificables, y raros son aquéllos
de tamaño mayor. Nosotros conocemos solamente un ídolo de
este tipo en tamaño más grande, que es cl que posee el Dr.
Nicolás Buitrago Matus.
En el caso de los ídolos
de las islas del Gran Lago, testigos dignos de confianza aseguran que fueron
encontrados a niveles superiores a los llamados clásicos.
La proximidad de la isla
de Momotombito, que no fue completamente visitada por Squier, hace también
de León Viejo un sitio ideal para los indigenistas.
Nosotros estamos, por consiguiente,
en presencia de un sitio a la vez indígena y colonial, cuya parte
indígena podría a su vez ponerse en relación con otros
sitios indígenas de los alrededores.
Al Norte de León
Viejo, aproximadamente 13 kms., encontramos un teocallí o túmulo
y fragmentos de cerámica blanca, cocida a alta temperatura, lo que
es indicio de un grado de civilización más avanzado. He aquí
un atractivo problema a encarar y resolver.
(León, Noviembre,
1970) |
PROSPECCIONES
SISTEMATICAS EN LEON VIEJO
Por Lourdes S. Dominguez
I
LEON VIEJO fue el asiento
de la primera capital de Nicaragua en el siglo XVI, fundada por el capitán
español Francisco Hernández de Córdoba en 1524; levantada
en las márgenes del Lago de Managua, y muy cerca del volcán
Momotombo, llegó a ser en su época una relativamente populosa
ciudad. El tiempo de vida activa de este núcleo urbano fue de 86
años, ya que en 1610 se trasladó hacia su enclave actual:
la ciudad de León.
Los motivos que ocasionaron
este abandono fueron, evidentemente, de índole económica:
razón común de estos tiempos en que se buscaba la riqueza
vertiginosa de los conquitadores. Además, sus tierras se habían
empobrecido y la mano de obra indígena se había agotado.
Todo esto coincidio con un período de movimientos telúricos
como parte de la actividad del cercano volcán Momotombo, las que
prácticamente sepultaron la ciudad después de su gran explosión
en 1610.
El lugar donde estuvo enclavada
esta urbe colonial se perdió en el tiempo y sólo quedó
la leyenda de su existencia, hasta que en 1967 la Universidad Nacional
Autónoma de Nicaragua, en su sede de León, realizó
las investigaciones pertinente en el área, encontrándose
la ciudad perdida por lo que se procedió a "destaparla" durante
los años subsiguientes. A medida que fue realizándose el
proceso de descubrimiento de estas ruinas, se realizaron trabajos arqueológicos
no sistemáticos.
II
Es en 1983, como parte
inicial de nuestro plan de trabajo en León Viejo, que ejecutamos
excavaciones arqueológicas sistemáticas y debidamente controladas.
Esta etapa de excavaciones
tuvo objetivos muy definidos en la investigación del sitio. Se efectuaron
durante los meses de Junio y Julio de 1983, teniendo a nuestro cargo la
Dirección General de las mismas, auxiliados por el Licenciado Rigoberto
Navarro y el arqueólogo Victor Manuel Holguín, de la Dirección
General de Patrimonio Histórico del Ministerio de Cultura de Nicaragua,
organismo encargado de la salvaguarda de este importante monumento histórico.
La investigación de
campo realizada por nosotros persiguió un fin concreto: obtener
una visión del sustrato antropogénico y de las evidencias
producto de la vida material de los antiguos moradores del lugar.
Se excavaron 12 pozos de
2m x 2m con un promedio de profundidad de 1 m a 3.80 m. moviéndose
62,4 m. 2 de tierra y exhumándose de los mismos 11,869 evidencias.
Los pozos se ejecutaron
en los siguientes puntos de la ciudad de León Viejo: Casa de los
Españoles, pozo 1, 2 y 2A; Casa de Alonso Cano: pozo 3, 4 y 4A;
pozo 5 entre el Convento de la Merced y la Iglesia de este mismo nombre;
al fondo de esta iglesia se excavó el pozo 9 y en la Casa de fundición
los pozos 6, 7, y 10.
En el propio lugar se realizó
la clasificación de los materiales, así como las tablas iniciales
de frecuencia de las cuales podemos sacar algunas conclusiones: el 79,86%
del total de materiales en general pertenece a cerámica aborigen,
lo que permite plantear como hipótesis que sobre el emplazamiento
indígena de Imabite fue construido el núcleo urbano de León;
y el 6,07% es de transculturación, prueba de la convivencia indohispánica
que se efectuó en el lugar por más de 80 años.
En general, de la cerámica
colonial con fragmentos exhumados, la de origen europeo aparece en un 86,87%
y la oriental en un 13,12% en esta última. La porcelana es el elemento
predominante, producto del activo comercio a través del Pacífico
y que en Nicaragua se realizó utilizando el puerto de la Posesión
o del Realejo, de gran relevancia en ese momento histórico.
Se presenta en la cerámica
de origen europeo la mayólica en un 22,30% y la botijuela en un
64,56%, ambas del siglo XVI y XVII.
También en las excavaciones
de León Viejo hay evidencias de piedra tallada, tanto de silex como
de obsidiana; en las primeras se encuentran puntas de flechas muy bien
elaboradas y en la segunda lascas prismáticas que servían
de cuchillos.
La observación de
los cortes en la paredes, permite apreciar visiblemente la capa de ceniza
y lava, de aproximadamente 50 cm. de espesor, que sepultó en 1610
esta ciudad.
(Diciembre, 1983)
(Trabajo inédito
facilitado por el Arq. Mario Molina) |
LOS LADRILLOS
COLONIALES BAJO CAPA DE POLVO
Por Edmundo Martínez
Velez
LOS RESTOS del antiguo León,
donde ocurrieron importantes sucesos de la historia de Nicaragua, parecen
estar situados en una extensión de unas diez manzanas, a 68 kilómetros
de Managua.
Se llega al lugar en un
viaje rápido y sencillo, por extraño que parezca, y la presencia
de las ruinas, que han cobrado actualidad en estos días, no es cosa
nueva.
Desde el año 1931
ha habido noticias de que restos de antiguas construcciones que parecían
ser la vieja capital de Nicaragua se encontraban allí. Pero, como
sucede con todas estas cosas en nuestro país, nadie se interesó
nunca en investigar a fondo la presencia de estos restos arqueológicos.
Las
instrucciones del Rey
Este reportero de La Prensa,
en compañía de don Enrique Hasbani y del arqueólogo
Luis Cuadra Cea, visitó el lugar esta semana. Siguiendo la carretera
nueva a La Paz Centro, se llega hasta la estación ferroviaria y
de allí se sigue un camino de tierra de unos ocho kilómetros
de extensión, hasta la hacienda "El Diamante", donde se encuentran
los restos.
El Sr. Cuadra, que dijo
haber tenido noticia de los restos de la ciudad desde el año 1931,
se interesó esta vez, principalmente, en el amontonamiento de ladrillos
que parecen ser los restos de la iglesia donde fue sepultado Francisco
Hernández de Córdoba.
No hay duda para
el Sr. Cuadra Cea de que estos y ningunos otros, son los restos de la ciudad.
"Siguiendo los
mandatos generales de los Reyes Católicos -dice él- la ciudad
fue construida en la fornia siguiente: la iglesia situada al Poniente;
la casa coral, situada en dirección Sur; el municipio, situado al
Norte y al Occidente, el Palacio del Gobernador. La plaza principal estaba
ubicada al centro ".
Las
pilas y el fuerte
Otras estructuras
claramente visibles en la pequeña planicie de "El Diamante", son
dos pilas grandes, cuyas piedras están casi totalmente cubiertas
de malezas, y los restos de lo que parece ser el fuerte que dominaba la
pequeña ciudad.
Junto a las pilas hay dos
pozos. Los entendidos conjeturan que las pilas no servian precisamente
para suministrar agua a la ciudad, sino que para la fundición de
metales. Numerosos adobes fueron recogidos para su estudio y como recuerdo.
A corta distancia, este
reportero encontró un pequeño pedazo metálico, el
cual resultó ser un trozo de plata achatado, pero resulta muy aventurado
decir que sea producto de algún trabajo de la pila.
Trazo de
las calles
Las calles de esta pequeña
"Pompeya Nicaragüense", están claramente trazadas y corresponden,
como es natural, a una población que, según los historiadores,
no llegaría a los 1,000 habitantes.
Crónicas citadas
en la Sección Literaria de La Prensa, dicen que vivían en
León unas 800 personas, al ser evacuada el 2 de enero de 1610 después
de una serie de recios temblores causados por la actividad del Momotombo.
Esta actividad volcánica
está claramente descrita en antiguas crónicas. La ciudad
había sido fundada en 1524.
Primera
visita
Cuadra Cea sostiene que
en abril de 1931 hizo su primera visita al lugar, en compañía
de los señores Roberto Harding, Francisco Pereira Baldizón
y Emilio Bermúdez, juntamente con el periodista Ramón Pérez
Gallo. De estas personas, solamente Cuadra Cea y Pereira Baldizón
sobreviven.
En aquel entonces se publicó
el hallazgo de la vieja capital en la revista Clero. Un diario capitalino
comentó también algo sobre el particular en septiembre de
1953.
En la sección literaria
de La Prensa apareció hace algún tiempo un reportaje sobre
"La Búsqueda de León Viejo", con fotografías de este
reportero sobre las antiguas cuevas, que parecen haber sido moradas de
los nativos cuando llegaron los españoles.
Casi a un kilómetro
de estas cuevas es donde se encuentra el trazado de las calles de lo que
el Sr. Cuadra Cea considera positivamente que es la antigua ciudad.
Basta excavar un poco para
encontrar los ladrillos amontonados de las gruesas paredes que se acostumbraban
en las edificaciones coloniales.
Señales de lo que
parece ser una capa de arena volcánica que cayó sobre la
vieja ciudad, también son fácilmente visibles.
Nada
bajo el agua
La extensión de
las ruinas encontradas vendría a terminar definitivamente con la
teoría, que estuvo vigente hasta hace poco, sobre que la vieja capital
de Nicaragua había sido sepultada por el lago.
Esto parecía tener
confirmación con el hecho de que constantemente se sacaban de la
zona costera del lago viejos ídolos. Este hecho, de acuerdo con
los entendidos, podría tener otra explicación; pero no confirma
que la ciudad, esté sepultada bajo el agua.
"El lago nunca
ha estado más cerca de donde está ahora, y eso es a kilómetro
y medio, más o menos, de las últimas ruinas de la vieja ciudad",
declara Cuadra Cea.
Promesa turística
Como futuro turístico,
las antiguas ruinas son un atractivo de incalculable valor.
El acceso es fácil
para todo vehículo, y a corta distancia queda el pintoresco puertecito
de Momotombo.
Toda la zona es un bellísimo
panorama con el Momotombo y el Momotombito al fondo.
(Abril, 1967)
|
LA PRIMITIVA
CAPITAL DE NICARAGUA
Por Ernesto La Orden Miracle
LA CIUDAD de León,
primitiva capital de Nicaragua, fundada por el Capitán Francisco
Hernández de Córdoba como lugarteniente de Pedrarias Dávila,
Gobernador de Castilla del Oro (hoy Panamá), se estableció
en el año 1524 a orillas del Lago de Managua (Xolotlán) y
a poco más de una legua del volcán Momotombo, en las inmediaciones
del poblado indio llamado Imabita. Su primer Alcalde fue Sebastián
de Benalcázar, quien pasó después al Perú y
fundó las ciudades de Quito, Cali y Popayán. Entre los primeros
vecinos de León se contó también al Capitán
Hernando de Soto, quien años más tarde descubrió la
Florida y murió en el río Mississippi en 1542.
Los tres
conventos
León fue construido
en un llano ligeramente elevado, a poca distancia del lago. Los documentos
acreditan que se alzó muy pronto un convento de la Orden de La Merced,
por obra de Fray Francisco de Bobadilla que llegó con Pedrarias
Dávila, de Panamá. Más tarde se levantó un
convento de Santo Domingo y otro de los franciscanos, así como una
modesta Catedral. Surgieron una pequeña fortaleza y una casa real
de fundición. Consta que Pedrarias tuvo casa propia, con dos puertas
y un portón y, aunque no se ha encontrado plano de la ciudad, es
posible señalar el emplazamiento de las casas de muchos vecinos,
fundándose en las colindancias señaladas por los documentos.

La iglesia
de la Merced
La iglesia de la Merced
fue construida por Fray Diego de Alcaraz, con muros de tapial intercalados
con pilares y arcos de ladrillo y con techo de tejas. Era el primer edificio
construido "a la manera de Castilla", pues las primitivas casas se diferenciaban
poco de las chozas de los indios. La Merced se abría sobre la llamada
Calle Real o calle principal de la ciudad, que salía de la plaza
mayor en dirección Norte-Sur, internándose luego hacia el
Oriente.
El Gobernador Pedrarias
Dávila fue enterrado en esta iglesia el año de 1531, rodeado
de las banderas de sus empresas militares. Esta iglesia sirvió de
escenario para varios acontecimientos políticos, refugio de asilados
e incluso se libró en ella un combate entre las autoridades civiles
y el Dean Pedro de Mendavia, hermano del segundo Obispo de León.
La diócesis
El primer Obispo de León,
nombrado en 1534, fue Don Diego Alvarez Osorio, que desde 1527 era protector
de los indios de Nicaragua.
Su Diócesis comprendía
los territorios actuales de Nicaragua y Costa Rica y fue sufragánea
de la de Sevilla hasta el año 1547, en que pasó a formar
parte de la de Lima. En 1743 pasó a depender del Arzobispado de
Guatemala. El segundo Obispo de León fue Fray Francisco de Mendavia,
monje Jerónimo, nombrado en 1537 y muerto en León en 1540.
Después de un interinato
en que actuó el Dean Pedro de Mendavia, hermano del Obispo fallecido,
fue nombrado Obispo el dominico Fray Antonio de Valdivieso que llegó
a León en 1544, fue consagrado en Gracias a Dios el 8 de Noviembre
del mismo año y regresó a su Diócesis poco después,
donde permaneció hasta que fue asesinado en 26 de febrero de 1549.
Castigo
divino
Tras el asesinato del Obispo
Valdivieso se produjeron numerosos terremotos, que el pueblo atribuyó
a castigo divino por el crimen sacrílego. El Volcán Momotombo,
que en 1530 tenía ocho picos, cambió su silueta hasta formar
el único cono que hoy conocemos.
Los vecinos de León
decidieron abandonar la ciudad y así lo hicieron solemnemente el
día 3 de enero de 1610, llevándose consigo el estandarte
real y el Cristo de la Catedral, así como todos los muebles y enseres
e incluso maderos, hierros y tejas, para fundar de nuevo la ciudad en otra
parte.
Los dos
templos
La Catedral construida por
los primeros obispos fue un templo muy modesto, situado a un costado de
la plaza mayor. En su atrio se elevó una casa grande que servía
de escuela de indios, y se convirtió después en capilla sepulcral.
Las ruinas ya excavadas muestran un edificio de unos 48 metros de largo
por 24 de ancho, con tres naves sobre pilares de madera, ancha escalinata
ante el presbiterio, capillas y sacristía. En el centro de la nave
es visible un coro. Asimismo se aprecia el arranque de una escalera de
caracol correspondiente a la torre, situada junto a la fachada.
Los enterramientos hallados
hasta hoy, aunque es posible correspondan a los primeros obispos de León,
Porque no han revelado ningún dato que permita su identificación.
En cuanto a la iglesia de
La Merced, está construida junto a otraueña colina, en la
que su presbiterio queda materialmente incrusto.
Cabe pensar que esta colina
sea más bien una duna, acumulada por los vientos del lago después
de las erupciones volcánicas y las Mnias de ceniza que sufrió
la ciudad. Su construcción es muy semcpate a la de la Catedral,
con paredes de barro y ladrillo, tres naves sobre horcones de madera y
fachada sin torre sobre la Calle Real.
Lo más característico
de esta iglesia es su presbiterio, bastante más alto que la nave,
con una escalinata de siete gradas que crea bajo el-altar era una plataforma
semejante a las que en muchas iglesias espaüohs de la época
corresponden a una cripta sepulcral. Como los documentos hablan de que
el Gobernador Padrarias Dávila fue enterrado en la capilla mayor
de La Merced, se han realizado varias excavaciones delante y debajo del
presbiterio, habiéndose encontrado huesos humanos y restos de un
ataúd con clavos de hierro, así como una pequeña cuenta
o bolita de oro, sin que ningún detalle autorice a concluir que
se trata del enterramiento de Pcdrarias Dávila. Las eoodiciones
en que se encontraba la tierra, mezclada con ladrillos sotos, que parecía
haber sido removida en época mucho más moderna que la construcción
de la iglesia, mueven a pensar que esa tumba haya podido ser violada hace
ya bastante años.
Las excavaciones
Las excavaciones prosiguen
y se han descubierto los muros de Barias casas, con buenos pavimentos de
ladrillo, que tal vez correspondan a la gran casa que se hizo construir
el segundo Gobernador Duo Rodrigo de Contreras, que abarcaba cuatro solares,
a las posadas que consta tuvieron abiertas los vecinos Vicente de Bejar
e Isidro de Robles o a las casas de Gonzalo Cano, Gabriel de Rojas, Luis
de ffcrcadoyotrosvecinos primitivos que figuran en los documentos de b
ivoca.
Planes
turísticos
El Instituto Nicaragüense
de Cultura Hispánica colocó una lápida en las ruinas
de la Catedral el día 11 de octubre de 1968. Aumentan cada día
las excursiones a estas ruinas de León Viejo a las que se llega
por un camino que arranca del pueblo de La Paz Centro, ta la carretera
nueva de Managua a León.
Hay proyectos de construir
a el humilde poblado de Puerto Momotombo un albergue de la Universidad
de León que atienda a los turistas y a los estudiosos.
Hay también planes
para urbanizar moderadamente y embellecer las ruinas de la primera capital
de Nicaragua, que deben ser declaradas Monumento Nacional y protegidas
con una legislación especial para que queden plenamente al descubierto
y se conserven sin detrimento, sobre todo en época de lluvias.
No se trata de ruinas monumentales,
como las de la Antigua Guatemala, por ejemplo, ya que León de Nicaragua
en el primer siglo de su existencia fue una ciudad modestísima,
construida solamente de ladrillo y de barro, sin ningún lujo arquitectónico;
pero sus edificios, tanto civiles como eclesiásticos, marcaron un
modelo para las construcciones posteriores de Nicaragua y guardan el testimonio
peremne de los fundadores de la nacionalidad.
(1969)
|
LA "POMPEYA
AMERICANA" DEL SIGLO XVI
Por Jaime Incer Barquero
HACE DIEZ años varios
profesores de la Universidad Nacional se dieron a desenterrar ciertos montículos
situados a orillas del pueblo de Momotombo, antiguo puerto lacustre, sobre
la costa occidental del Lago de Managua.
Sus esfuerzos fueron recompensados
al descubrir los cimientos de la antigua ciudad de León, la fundada
en 1524 por el conquistador Hernández de Córdoba y por 86
años capital de la Gobernación de Nicaragua. Al igual que
en las ruinas de Pompeya, las excavaciones fueron descubriendo poco a poco
la delineación urbana de la ciudad, sepultada durante más
de tres siglos por sedimentos lacustres y arenas volcánicas.
La historia de la población
estuvo plagada por hechos cruentos y trágicos: su fundador pereció
decapitado por Pedrarias Dávila en la plaza del pueblo; el implacable
y nonagenario gobernador también condenó a muerte, en la
misma plaza, a 18 caciques rebeldes del valle de Olocotón, que murieron
descuartizados por perros hambrientos.
Poco años después
los hermanos Contreras, nietos de Pedrarias, daban muerte a puñaladas
al obispo Antonio de Valdivieso. El resto de la historia es la lucha por
conquistas, por obtener encomiendas, defraudación de erarios, rebeliones
y otras conjuraciones contra las autoridades establecidas, como si la tierra
cálida y sísmica comunicara su ardor e impetuosidad a los
colonos.
Por fin en 1610 acaeció
el terremoto devastador, atribuído en aquel entonces a la venganza
divina. La tierra se estremeció con gran retumbo de los cerros vecinos;
el lago avanzó sobre la llanura y el Momotombo, nuestro Vesubio
criollo, selló con sus cenizas los escombros de la estigmatizada
ciudad.
(1977) |
INFORME SOBRE LA PUESTA
EN VALOR DE LEON VIEJO
Por Elpidio Ortega
LA CIUDAD de León
Viejo no fue fundada sobre el poblado indígena de Imabite, ya que
en los niveles más profundos de las excavaciones arqueológicas,
realizadas por nosotros y los que realizó la Lic. Lourdes Domínguez
en 1983, se encontraron muy pocos fragmentos de cerámica indígena
y otros objetos. La ciudad de León Viejo fue fundada al Nor-este
del poblado indígena. Este corresponde a los sitios prehispánicos
de máquina vieja, El Diamante 1, El Diamante II, El Quesillo (Víctor
ML. Holguín - 1986), y San Francisco. Trabajados en ésta
jornada de 1988.
La cerámica indígena
que encontramos en la proporción de 85% corresponden, en parte,
a las vasijas de los indios que formaban la servidumbre de los españoles
y el resto a las usadas por los españoles que se vieron obligados
a depender de estas vasijas, ya que no recibían de España
el ajuar que necesitaban; a ésto se debe que encontramos poca cerámica
española vidriada o mayólica en nuestras excavaciones: un
0.10%.
La ciudad de León,
en sus 86 años de vida, no alcanzó el esplendor de otras
ciudades del inicio del siglo XVI, como Santo Domingo y La Vega (Rep. Dom.)
Cuba, San Agustín (E.U.), Panamá, etc., va que en las excavaciones
realizadas no se recuperó material arqueológico que reflejara
ese esplendor, como vajillas de lujo, objetos metálicos, enchapado
con oro, monedas, candelabros, medallas, cáliz, anillos ete:, piezas
muy frecuentes en todos los anteiores asientos españoles antes mencionados.
Cuando el Capitán
Hernández de Córdoba fundó la ciudad de León
en 1524, las familias que los acompañaron y formaron el núcleo
primario no llevaron consigo un gran ajuar utilitario: vasijas, objetos
de metal y madera, cobre y por tales razones tuvieron que utilizar las
vasijas fabricadas por el indio que era muy buen alfarero y otros objetos
de uso diario.
El material arqueológico
más abundante fue la cerámica indígena: un 85%, siguiendo
tejas un 15.80%, ladrillos 0.20%, botijuela 2.37%, material de transculturación
0.62%, porcelana 0.14%, mayólica 0.19%.
El poblado de León
Viejo pasó período de grandes hambrunas, teniendo que adaptarse
rapidamente a la comida del aborigen. Conclusión a que llegamos
porque en las excavaciones que realizamos en sus basureros no se encontraron
restos alimenticios en abundancia, solamente algunos huesos de vacas y
caballos y unas pocas conchas de moluscos, esta falta de alimento constribuyó
el traslado de la ciudad.
Después del traslado
de la ciudad en 1610, el sitio no volvió a ser habitado hasta finales
del siglo pasado cuando se fundó Puerto Momotombo. Esto fue comprobado
al no encontrar en los niveles superiores a la erupción volcánica
de 1610 restos de materiales que nos indique que hubo habitación
en el lugar. Los pocos fragmentos encontrados en esos niveles se deben
a remociones superficiales y de arrastre.
Los escasos fragmentos de
loza fina de España y de porcelana China, evidentemente, pertenecían
a vajillas de familias pudientes que viajaban a Europa o de sacerdotes
que venían de Oriente.
El nivel original de las
calles y de la ciudad en general, se encuentra entre 60 cms. y 1.00 mis.
de la superficie actual, estas calles no tenían pavimentos de piedras,
ni de ladrillos y eran similares a las actuales calles del abandonado Puerto
Momotombo.
El material que se encuentra
depositado en estratos naturales sobre el antiguo nivel habitacional de
la ciudad de León Viejo, está compuesto de abajo hacia arriba
por capas de arena volcánica de color café y morado de espesor
variable entre 7 cms. y 15 cms., que posiblemente corresponden a la erupción
del 1610, le sigue otra capa de arena volcánica color café
yal final, llegando a la superficie, un estrato de tierra humífera
arenosa color café oscuro.
La ciudad de León
Viejo ocupaba en su centro urbano un área aproximada de 800 mis.
de largo por 500 mis. de ancho, calculando 1 mt. de profundidad desde la
superficie al nivel español, habría que excavar 400,000 m3
para restablecer el nivel habitacional de la ciudad y sacar los restantes
muros, a razón de 50 córdobas por m3 harían un total
de CS20,000,000 córdobas el costo aproximado de las excavaciones
arqueológicas.
Esto sólo incluye
obreros y arqueólogos sin transpone de material.
Las excavaciones arqueológicas
nos permitieron determinar la ubicación de un cementerio indígena
correspondiente a uno de los grupos que conformaban el poblado de Imabite
contemporáneo a León Viejo, en el sitio próximo al
panteón y al dique en "El Diamante".
Se pudo determinar que en
cl cerro llamado la "Fortaleza" fue construido cl fuerte de León
Viejo.
Las próximas excavaciones
arqueológicas deben tener como objetivos la localización
del cementerio español de la ciudad de León Viejo y un trabajo
sistemático y exhaustivo del cementerio indígena localizado
por nosotros en el canal del panteón.
Recomendaciones
Después de haber
realizado las excavaciones arqueológicas e investigaciones en las
Ruinas de León Viejo, formulamos las recomendaciones siguientes
para que dentro de lo posible sean tomadas en cuenta cuando se ejecute
el proyecto de Puesta en Valor del Sitio Histórico. Estas las hemos
divididos en Administrativas, Ecológicas y Ambientales, Educativas,
Históricas, Arqueológicas y de Conservación y Mantenimiento.
Administrativas
Solicitar al
superior gobierno lo establecido en el Plan Maestro: la declaración
de Monumento Histórico Nacional a León Viejo y tramitar a
la OEA y a las Naciones Unidas la declaratoria de Patrimonio Cultural de
América y la Humanidad.
Deben aprobarse los límites
propuestos por el Departamento de Arqueología en Diciembre de 1987,
como área histórica de León Viejo, ya que en ésta
zona se determinaron nuevos sitios arqueológicos.
Solicitara¡ Ministerio
de Agricultura que MIDINRA respete estos límites de León
Viejo para evitar la destrucción de nuevos vestigios arqueológicos.
Legislar para impedir
las construcciones de viviendas en los límites establecidos en León
Viejo. Asimismo, prohibir que vivan familias en el área, las que
actualmente habitan la zona; necesariamente deben desalojarse previa compensación.
Legislar para prohibir
que en el Puerto Momotombo, las construcciones nuevas tengan una tipología
distinta a la nativa o tradicional de muros de ladrillo, madera con techos
de tejas.
Fortalecer el personal
de mantenimiento en las ruinas aumentando el de albañilería,
ya que en la actualidad hay muchos muros desplomados.
Que se promueva y se habilite
un musco en las ruinas para que se cobren las visitas, de manera que lo
recaudado se utilice en el mantenimiento de éstas.
Que se haga una emisión
de sellos postales con las diferentes ruinas, el Volcán Momotombo
y objetos arqueológicos para que con una parte de las recaudaciones
se utilicen en la Puesta en Valor de las Ruinas.
Señalización
completa de toda el área de las ruinas indicando el nombre de cada
monumento o edificios con el nombre del proyecto y la institución
que lo dirige.
Iluminar las ruinas con
proyectores para crear efectos y seguridad de las mismas.
Ecológicas
y ambientales
Iniciar con el
departamento correspondiente las reforestación de toda la micro
cuenca de Momotombo, preferiblemente con plantas nativas de la región.
A este proyecto se deben integrar: escolares, clubes culturales, empleados
públicos y privados, así como los habitantes de Puerto Momotombo,
Miralagos, La Paz Centro, La Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua
que fue la institución que inició las excavaciones para sacar
los muros que actualmente se ven en la ciudad.
Debe prohibirse la tumba
de árboles en el área de las ruinas sin autorización
de un experto forestal o arquitecto paisajista, para evitar tumbar arboles
con el pretexto de que sus raíces afectan los muros. Si sigue la
tumba de árboles en pocos años el sitio estaría desolado,
sin la ambientación necesaria.
Conjuntamente con la puesta
en valor de León Viejo, debe desarrollarse un proyecto turístico
en la zona, que incluya el Lago Xolotlán o Managua, la Laguna de
Asososca y areas adyacentes declarando Parque Nacional la zona del proyecto,
construyendo hoteles, canchas deportivas, teatros, muscos, etc.
Prohibir rigurosamente
la cacería y la tala de árboles y las obras que desfiguren
el proyecto de Parque Nacional, debiendo existir un reglamento de protección
a la Fauna, La Flora, la geografía y los bienes culturales de León
Viejo.
Debe nombrarse un arquitecto
paisajista para que se responsahilice del parque de León Viejo,
asesorado por un experto en la Flora. Estos deben realizar un inventario
de la Flora actual.
Educativas
La Oficina de
Patrimonio Cultural debe desarrollar jornadas de alfabetización,
charlas o conferencias de carácter histórico, arqueológico,
turísticas para concientizar la población de cuidar las Ruinas
de León Viejo y puedan conocer su provecho turístico.
Crear una escuela de artesanía
para capacitar a los habitantes de Puerto Momotombo de manera que puedan
venderle al visitante artesanía fabricada. por ellos. Esto contribuiría
a resolver un problema de desemplo en el poblado.
Recomendar que las Universidades
realicen trabajos de tesis y exámenes finales para carreras de arquitectura
y artes sobre las Ruinas de León Viejo. De esta manera la Oficina
de Patrimonio Cultural obtendrían planos con mediciones, proyectos
y estudios de materiales a bajo costo.
Realizar un estudio fotográfico
artístico de las diferentes ruinas para exposiciones que tengan
el objetivo de concientizar la población.
Históricas
Enviar historiadores
y arqueólogos a los archivos de Indias en Sevilla, España,
archivo del Obispado de León, archivo de la Alcaldía de León,
archivo de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua en León,
para que obtengan toda la documentación posible (planos, documentos,
piezas arqueológicas, diarios de campo, fotografías, actas
y notas relativas a los trabajos de excavaciones para liberar muros realizados
en 1967).
Publicar una nueva edición
sobre la historia de León Viejo, ampliada y corregida.
Arqueologícas
No deben iniciarse
excavaciones arqueológicas para liberación de escombros sobre
los muros, hasta que estén garantizados los fondos para la Puesta
en Valor del sitio. Cuando se inicien estos trabajos, deben hacerse empleando
los métodos modernos de la arqueología (planos, medidas,
fotografías, curvas de nivel, etc.) es decir: excavaciones sistemáticas
por estratos naturales.
Los estudios arqueológicos
deben continuar por jornadas anuales y pueden ser realizados por el Departamento
de Arqueología de Patrimonio Cultural, que actualmente se encuentra
capacitado para estos trabajos.
Recolectar todas las piezas
arqueológicas del área y los obtenidos en excavaciones para
formar el museo en el sitio de las ruinas.
El personal de arqueología
de Patrimonio Cultural, dicte charlas a los pobladores de Puerto Momotombo,
y León, explicando los trabajos que realiza en las ruinas de la
antigua ciudad de León y los futuros planes de la institución
(Plan Maestro).
Al iniciar las excavaciones
de. liberación de escombros, debe comenzarse llevando las calles
a su nivel original que se encuentra entre 60 y 90 cms. más profundo
que los actuales niveles. De esta manera se facilitaría el drenaje
de los pisos de las casas que actualmente se encuentran por debajo del
nivel actual, almacenan do agua lluvia.
Programar excavaciones
arqueológicas en el cementerio indígena localizado en el
Diamante II y en el área de León Viejo para localizar el
cementerio español del período 1524-1613.
Conservación
Deben consolidarse las
bases de los muros con inyecciones de cemento u otro método, ya
que el informe de NICASOLUM recomienda proteger las fundiciones por estar
muy superficiales.
Consolidar los muros con
resina epóxica o impermeabilizar sus paredes con plástico
líquido. Mantener el sistema de proteger las cabezas de los muros
con tejas, hasta tanto se apliquen otros métodos de consolidación
e impermeabilización. Recomendación que la hacemos por el
alto costo del proceso ya ejecutado y a que, provisionalmente, está
cumpliendo su función; además su peso no afecta los muros,
debido a la gran resistencia de éstos.
Para evitar las infiltraciones
de agua por las tejas a los muros es necesario impermeabilizar éstas,
sellando bien las juntas con cemento y aplicar una pintura adecuada, ya
que la firma NICASOLUM determinó la gran porosidad de ellas, variando
la absorción de 21.7% a 26.2%.
Reponer las tejas caídas
y agrietadas que alcanzan un 25% aproximadamente del total.
Cuando se liberen los
muros del techo de tejas que los cubre, debe implementarse otro sistema
de protección, que podría ser: aplicar en las cabezas de
éstos un mortero de talpuja y cemento con sus pendientes adecuadas
para drenar las aguas pluviales que caen sobre éstos.
No se debe completar los
muros existentes con ladrillo, piedra u otro material. El estado actual
de las ruinas no amerita realizar ningún proceso de reconstrucción,
ya que los actuales muros dan una idea de cómo estaba distribuido
el momumento (vivienda, edificio público o ciudad).
No deben repararse los
muros con tierra humífera, ya que hemos visto que los reparados
recientemente se desplomaron al humedecerse ésta y aumentar de peso.
Debe usarse en la mezcla para pegar los ladrillos que contienen el relleno
en los muros talpuja con una proporción de cal y cemento para que
pueda resistir el peso de la tierra.
Debe estudiarse la posibilidad
de usar tensores de acero con placas y tuercas en sentido transversal a
los muros para evitar el desplome de los mismos. Estos tensores deben quedar
vistos o disimulados entre las paredes de los muros.
Si no se dan con carácter
de urgencia mantenimiento a los muros de las Ruinas, en pocos años
se desplomarán el 50% de éstos, ya que en inspección
realizada pude observar 4 muros que se cayeron en una noche y otros que
amenazaban con desplomarse.
Las Ruinas que fueron
sepultadas por material arrastrado por las lluvias (correntadas), como
la Casa del Gobernador y la de Hernando Soto, deben dejarse sepultadas
si no se cuenta con el mantenimiento necesario.
En caso extremo de no
poder realizar el proyecto de la Puesta en Valor de León Viejo ni
tampoco constar con los recursos adecuados para el mantenimiento de las
ruinas, es recomendable volver a tapar los muros con tierra suave o arena
adecuada que podría ser volcánica, pues ésta arena
protegió los muros por 475 años.
Se debe realizar el proyecto
de consolidar e impermeabilizar el muro de tierra o dique construido para
impedir que las aguas en épocas de lluvias torrenciales invadan
la ciudad, con la posible destrucción de los muros como sucedió
en 1982, cuando la tormenta Arlette. (Veáse proyecto realizado por
Guillermo Rocha y Asoc.).
El proyecto de la Puesta
en Valor de León Viejo debe incluir la construcción de parques,
museos, escuela de artesanía, cafetería, tiendas de artesanía,
dispensario médico, escuelas, etc.
Debe procurarse que el
pueblo de Puerto Momotombo se integre al proyecto de la Puesta en Valor
de León Viejo pra asegurar el éxito y la vida de éste.
Nombrar un arquitecto
conservador de las Ruinas de León Viejo que sea el responsable de
los trabajos que allí se realicen por vida.
Debe restaurarse la Casa
Vernácula Victoriana, construída por el antiguo Presidente
Zelaya, al inicio del siglo. En esta casa restaurada podrían instalarse
una escuela de artesanía, cafetería y tienda.
(1988)
(Trabajo inédito
facilitado por el Arq. Mario Molina) |
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